Reflexiones deshilvanadas sobre una política deshilvanada

 

 

«Con la política interior ocurre como con el amor: cuando se está practicando, no se piensa en otra cosa…».

 

La política en tiempos de elecciones con frecuencia hace parte de tertulias y conversaciones, algunas enmarcadas en acalorados debates y otras expresadas a sottovoce. Pero haciendo a un lado las preferencias particulares, es evidente que asistimos a una eclosión de candidatos que nubla los juicios del elector.

El periódico La República publicó Estos son los municipios que tienen más candidatos para alcaldías en las elecciones (04-09-2023) donde el periodista Carlos Jaramillo Palacio analiza los muchos candidatos que hay para las alcaldías. Dice el comunicaro que dos municipios del Valle del Cauca, Florida y Jamundí, ocupan los primeros lugares con 19 y 18 candidatos respectivamente, seguidos por Fusagasugá con 17 aspirantes. Al comparar la cantidad de candidatos y el total de habitantes de estos municipios (Florida, 59.109; Jamundí, 170.492 y Fusagasugá, 170.039) con los nueve que tiene Bogotá y sus ocho millones de habitantes, quedan al descubierto los grandes contrastes de nuestra democracia. En cuanto al Quindío, en el listado de La República aparece en décimo lugar La Tebaida con 14 candidatos, cifra igual a la de Armenia, pero con poblaciones diferentes, pues el primero tiene 36.192 habitantes y la capital del departamento 316.926.

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Esta proliferación de candidatos puede entenderse de múltiples formas. Para algunos, optimistas por demás, esto es un síntoma de renovación en la política.  Para otros, es el resultado de contar con 35 partidos o movimientos políticos con personería jurídica y capacidad de otorgar avales, situación que no puede interpretarse como pluralismo político porque en la práctica no responde al surgimiento de organizaciones con ideologías determinadas, sino a la presencia de cacicazgos locales. Pero otros consideran que esta propagación de candidaturas, algunas de ilustres desconocidos, obedecen a estrategias para confundir al elector y atomizar la votación.

Sin duda que se podrían hacer otras consideraciones que también aplicarían para los aspirantes a gobernaciones, como las relacionadas con las clientelas, los gobiernos con candidato propio, la financiación de campañas políticas y la corrupción en la contratación pública, sistema político tradicional que Jaime Lopera Gutiérrez describió magistralmente en La Ecuación perversa publicada en El Tiempo (08-05-2007).

Pero al margen de estas consideraciones, aquel ciudadano que quiere hacer uso del voto programático definido en el artículo primero de la Ley 131 de 1994 como «[…] el mecanismo de participación mediante el cual los ciudadanos que votan para elegir gobernadores y alcaldes imponen como mandato al elegido el cumplimiento del programa de gobierno que haya presentado como parte integral en la inscripción de su candidatura […]», debe conocer, antes de decidir por quién votar, los programas de gobierno de los candidatos. Pero en municipios con semejante número de aspirantes, se vuelve prácticamente imposible leer todos los programas de gobierno y escoger el mejor, lo que desorienta al ciudadano y beneficia a los candidatos de las maquinarias.


Entre la política y los políticos


Ante panorama tan complejo, me tomé la licencia de seleccionar frases sobre la política y los políticos del Diccionario ilustrado de frases célebres y citas literarias de Vicente Vega (Editorial Gustavo Gili. Barcelona, 1952): 

No sé si Napoleón al expresar que «La política es la fatalidad», y si Bismarck con aquello de que «La política no es una ciencia exacta», quisieron decir que de ella todo se puede esperar. Pero si aceptáramos esta tesis, estaríamos obligados a recordar otras frases célebres que apuntan en igual dirección: «En política no hace falta decir jamás», de Napoleón III; «En política lo que no es posible es falso», de Cánovas del Castillo; y «En la aritmética política, dos y dos no son jamás cuatro», de Francisco Romero Robledo».

En cuanto a las coaliciones espurias, candidaturas cuestionadas, financiaciones dudosas y transfuguismo entre partidos, creo que estaríamos de acuerdo con Antonio Maura en que «La memoria es evidentemente una de las prófugas de la política», y con Caillaux que dijo: «Con la política interior ocurre como con el amor: cuando se está practicando, no se piensa en otra cosa…».

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Razón tenía Dantón, que agobiado porque los ideales de la Revolución Francesa se diluían, indicó: «Son necesarias muchas generaciones humanas para poder pasar de una forma de gobierno a otra. Antes de construir ciudades, hay que formar ciudadanos». Y no puedo pasar por alto a Gustavo Le Bon con su célebre frase: «No se puede esperar nada de los hombres políticos para los cuales el mundo es un espejo que refleja exclusivamente sus deseos, sus sueños y temores». Y al Conde de Romanones con su recordada cita: «Si no existieran hijos, yernos y cuñados, cuántos disgustos se ahorrarían los jefes de Gobierno».

Y, para terminar, quiero anotar tres frases anónimas, que a juzgar por su contenido tal vez lo fueron por voluntad de sus autores: a) «En política vale más prometer que dar; la esperanza obliga más que la gratitud»; b) «Los débiles se apasionan por los hombres; los fuertes por las ideas»; c) «Tan aventurado es creer a un partido por su programa como juzgar un libro por su prólogo».

 

Armando Rodríguez Jaramillo 

Correo: arjquindio@gmail.com   /   @ArmandoQuindío  /   www.quindiopolis.co

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