La prospectiva y la construcción de futuro

«No se trata sólo de prever el futuro, sino de hacerlo posible.»

  

Por: Armando Rodríguez Jaramilo

La preocupación por el futuro siempre ha estado presente en la historia de la humanidad. Por mucho tiempo se consideró que el destino dependía del azar o de fuerzas sobrenaturales representadas en oráculos, seres superiores o el movimiento de los astros. Como estas ideas tienen mucho de resignación y poco de determinación, se llegó a pensar que había regiones predestinadas al desarrollo y otras a la pobreza y olvido.

Pero, en los sesenta, gracias a la prospectiva, se aceptó que el futuro se podía explorar, anticipar y construir para reducir las incertidumbres y potenciar las capacidades institucionales y sociales de planificación, preparación y respuesta a los acontecimientos porvenir. Sobre esto, Gastón Berger [1896 - 1960] expresó que esta disciplina servía para «observar lejos, amplia y profundamente, pensar en el hombre y asumir riesgos». Y en sentido inverso, señaló que «contemplando el futuro se transforma el presente.»

La prospectiva mostró que es posible construir el futuro con base en un pensamiento libre que lleva a explorar, imaginar y crear escenarios factibles con el fin de seleccionar un escenario apuesta. Esto nos aleja de las improvisaciones y de actitudes pasivas, repentistas y reactivas respecto al mañana, para adoptar comportamientos preactivos y proactivos que permitan no solo anticiparnos a las amenazas, sino generar oportunidades para el futuro deseado y desarrollar estrategias que lleven a modificar las condiciones del entorno, por lo que su definición se puede hacer en los siguientes términos:

«La prospectiva es una disciplina que explora el futuro desde una perspectiva preactiva y proactiva. Establece las dinámicas del cambio en el objeto en estudio, diseña escenarios de futuro posibles y elabora esquemas básicos de estrategia para la construcción de escenarios apuesta»[1].

Para pasar a la construcción del escenario apuesta, existe el método de la retrospectiva o blakcasting que inicia con un retroceso imaginario en el tiempo desde el futuro deseado hasta el presente. Su objetivo es conectar la visión de futuro con la toma de decisiones en el ahora, identificando los pasos intermedios que conducen a ese porvenir.

Esto involucra el diseño de políticas públicas y la armonización de planes de desarrollo con metas, programas y proyectos concretos, proceso que demanda una gobernanza anticipatoria que incorpore y aplique la prospectiva a la estructura institucional de los sectores público y privado. Para la CEPAL, la gobernanza anticipatoria requiere de instituciones con capacidades y habilidades técnicas, operativas, políticas y prospectivas [TOOP] que lleven a mejorar la aplicación de las políticas públicas, a aumentar el diálogo social, la adopción de las reformas necesarias y los aspectos relacionados con las decisiones y el financiamiento para el desarrollo. Al respecto, el senador chileno Sergio Bitar [1940] manifestó: «Se necesita formar gente en prospectiva, las capacidades en esa área están muy debilitadas en Chile. Se requiere aprender a pensar en la forma de mirar, un ojo en suelo para no caerse, un ojo adelante para no perderse. La democracia necesita del futuro».

Con el objeto de integrar conceptos y facilitar su comprensión, lo dicho se puede resumir de la siguiente manera:

La prospectiva nos dice qué futuro se quiere, la estrategia señala cómo alcanzarlo, la retrospectiva o blakcasting nos regresa del futuro para ubicarnos en el presente y determinar las acciones y pasos intermedios a seguir, año a año, para lograr el mañana deseado, y la gobernanza anticipatoria aporta una serie de interacciones entre actores estatales y no estatales dotados de capacidades y habilidades para lograr las decisiones y transformaciones deseadas y enfrentar los desafíos que se presenten.

Pero, como los caminos de la prospectiva no son previsibles y tampoco son una ruta llana y recta hacia el escenario apuesta, me permito citar al filósofo Pascal Chabot [1973], que en su obra Tener tiempo. Ensayo de cronosofía [Alianza Editorial, 2023], reflexiona acerca de la sociedad y el tiempo a lo largo de la historia hablando de ese futuro que es nuestro para referirse al progreso como la acción de ir hacia adelante con la idea de mejorar la condición humana, planteamiento metafórico que sin proponérselo conecta con la prospectiva:

«En este mundo en el que la temporalidad se transforma por el deseo de Progreso […] Ya no es posible dejarse llevar […] por esta fuerza que ejerce su empuje desde atrás y representa el pasado, ya que una aspiración atrae al sujeto hacia adelante, que es el sentido del progreso […]. ¡Adelante a toda máquina! ¿Cómo hacerlo? ¿Cuánto tiempo llevaría? ¿Será largo? ¿Será corto? ¿Cuáles son los caminos practicables? ¿Cuáles los más áridos? ¿Cuántas horas de marcha para cada uno, cuántos días de navegación para descubrir el Nuevo Mundo, cuantos meses de trabajo?

Pasadas las primeras exaltaciones, tras las esperanzas y los temores suscitados por los objetivos y los ideales, conviene ser concretos. Las preguntas se refieren a los medios, las capacidades, los métodos y el procedimiento. […]. El emprendedor que era un soñador se convierte en un organizador. Desea encontrar nuevos caminos para llegar a América, tendrá que modificar sus hábitos de navegación de altura para aguantar distancias largas. Todo se convierte en medio, movilizado como en un ejército para alcanzar un objetivo colectivo. El tiempo será el medio soberano […], un componente de la parafernalia organizativa que debe permitir, a fuerza de cálculos, cuentas y recuentos, alcanzar sus fines».

Colofón: Luego de veinticinco años del último ejercicio de prospectiva realizado [Quindío 2020], enhorabuena se piensa en formular una visión de futuro que supere la planificación tradicional y en diseñar de manera innovadora y creativa el desarrollo del Quindío a mediano y largo plazo, propósito que encarna un gran desafío y una enorme responsabilidad generacional.

Correo: arjquindio@gmail.com  /  X: @ArmandoQuindio  / Blog:  www.quindiopolis.co


Nota: El autor de la frase inical es Antoine de Saint-Exupéri. 

[1] Guzmán et al. 2005. Análisis estructural. Técnica de la prospectiva.

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