El escenario deseado y el escenario contrastado del Plan de Movilidad de Armenia

  

«Es hora de ponernos el overol verde, blanco y amarillo para trabajar por la ciudad deseada». 


Por: Armando Rodríguez Jaramillo.


El Plan Maestro de Movilidad sostenible y segura del municipio de Armenia, formulado por un grupo de expertos interdisciplinarios de la Universidad del Quindío entre los que se cuentan arquitectos, estadísticos, economistas, trabajadores sociales e ingenieros geodestas, catastrales, ambientales y civiles, además de especialistas en sistemas de información geográfica, con la participación de la Cámara de Comercio y la firma INDEMO, bajo la dirección ingeniero civil Uriel Orjuela Ospina, fue entregado hace poco a la alcaldía de Armenia y se halla en proceso de presentación a diferentes grupos de interés.

El Plan, valioso instrumento de planeamiento urbanístico que será determinante para la revisión del POT, tiene el propósito de lograr una movilidad sostenible, segura, equitativa e incluyente al darle prioridad a los modos de transporte sostenibles y articular los diferentes sistemas de movilidad con la estructura urbana, todo esto con un horizonte a 2040.

El documento es un voluminoso expediente con diez tomos dedicados al diagnóstico y ocho más a la formulación, información que merece ser aprovechada para tomar oportunas decisiones de política pública. Del diagnóstico me llamó la atención los 552.123 viajes diarios que se dan en Armenia de los cuales el 56,3% se hacen en vehículos privados carros o motocicletas— y el 22,3% en bus urbano e interurbano, y digo esto porque a nivel global se acepta que las ciudades en donde el transporte público prima sobre el particular tienen mejor calidad de vida, hecho que reconoce el Plan al señalar que uno de sus proyectos detonantes es el transporte público como el eje central y articulador de la movilidad en la ciudad. A esto se le suman múltiples proyectos relacionados con construcción y mejoramiento de vías, ciclorrutas, semaforización y señalización, zonas azules y amarillas y calles peatonales; además de la reubicación de la terminal de transporte, la articulación urbana con las vías nacionales y la propuesta de un área metropolitana que incluya a Armenia, Calarcá, Montenegro, La Tebaida y Circasia, iniciativa que ha tenido una irresponsable negación política que ha afectado a casi medio millón de quindianos.

Dejando de lado las consideraciones técnicas, y ante el caos de movilidad que padece la ciudad, propongo un ejercicio prospectivo con base en dos escenarios futuros:

  •           Escenario deseado: El Plan de Movilidad se lleva a cabo y se cumple a 2040 como lo planteó la Universidad del Quindío y la ciudad se desarrolla ordenadamente.
  •           Escenario contrastado: El Plan de Movilidad queda inconcluso y en 2040 la ciudad retrocede presa de una infraestructura vial obsoleta y deteriorada en medio del desorden en los diferentes modos de transporte.

El escenario deseado está definido por una ciudad ordenada a 2040, con vías modernas de altas especificaciones, dotada de una red semafórica funcional y automatizada. Es una ciudad que priorizó el transporte público sobre el uso del vehículo particular, con vías peatonales, señalización vertical y horizontal, zonas azules y amarillas, lugares de parqueo y una eficiente red de ciclorrutas. Una capital con un sistema de transporte urbano e interurbano conectado con los municipios vecinos formando un área metropolitana multifuncional. En pocas palabras, una urbe incluyente, sostenible y disfrutable para personas de todas las edades; un municipio con cultura ciudadana, ordenado, con bajos niveles de accidentabilidad, ruido y polución. Una ciudad agradable para vivir que atrae inversión y talento humano.

Por su parte, el escenario contrastado significa a 2040 una Armenia con un sistema vial obsoleto con calles y avenidas deterioradas y sin señalización, y una red semafórica deplorable. Un poblado donde cada cual transita bajo sus propias normas, embotellado y colapsado, con trancones monumentales donde se consumen tiempos considerables en recorrer trayectos cortos. Una ciudad ruidosa, con polución y alto índice de accidentalidad, que no ofrece soluciones para el transporte de personas con limitaciones o de avanzada edad. Una urbe con baja calidad de vida y deficiente cultura ciudadana no grata para vivir ni visitar. Una capital de espaldas a las relaciones metropolitanas. En fin, un lugar que solo atrae negocios elementales y básicos, y que ve constreñidos sus posibilidades de desarrollo.


A lo señalado se le podrían añadir los beneficios económicos, sociales y ambientales del escenario deseado versus los costos que arrastraría el escenario contrastado. Pero como este cálculo no es posible hacerlo, pensemos más bien en la ciudad que pudimos tener de haber ejecutado el plan de movilidad formulado en 2010 por la Universidad del Quindío y comparémosla con la Armenia que tenemos hoy por no haber hecho el plan de propuesto. Esta realidad nos conduce a la siguiente pregunta: ¿Por qué las últimas tres alcaldías no fueron capaces de ejecutar lo planteado en el plan de movilidad de 2010?

Tan importante es contar con un Plan Maestro de Movilidad como disponer de las capacidades institucionales para llevarlo a feliz término. Es evidente que las últimas administraciones municipales no contaron con las capacidades técnicas, operativas, políticas y prospectivas para ejecutar planes de esta envergadura. Las capacidades técnicas se refieren al talento humano y a los medios tecnológicos necesarios para gestionar la movilidad y la planeación urbana; las capacidades operativas tienen que ver con las habilidades para tramitar recursos financieros y logísticos, y encargarse de los asuntos administrativos y legales; las capacidades políticas apuntan a actuar bajo la premisa del bien común en función de ciudad, con transparencia y responsabilidad social; y las capacidades prospectivas se relacionan con la adopción de miradas que superen los periodos de gobierno, es tener la capacidad y la voluntad de asumir propósitos de ciudad de modo que cada administración haga lo que le corresponde sin egoísmos ni miradas cortoplacista y sin conveniencias políticas ni corrupción.

Además de estas capacidades institucionales, se requieren capacidades ciudadanas fundamentadas en dos cosas: cultura cívica y sentido de pertenencia por Armenia. Sería un renacer del civismo expresado en la forma cómo nos relacionamos con los bienes públicos y convivimos en sociedad. Pero, esta capacidad ciudadana debería ser motivada, estimulada y promovida, en buena parte, desde la propia administración municipal.

En consecuencia, de nosotros los armenios depende, y también de la alcaldía, del concejo y del modelo político imperante, si somos capaces de aprovechar el Plan Maestro de Movilidad proyectado a 2040 para hacer realidad el escenario deseado o corremos el riesgo de llegar al punto de no retorno expresado en el escenario contrastado

Es hora de ponernos el overol verde, blanco y amarillo para trabajar por la ciudad deseada.


Correo: arjquindio@gmail.com  /  X: @ArmandoQuindio  /  Blog: www.quindiopolis.co

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