«Como una especie de vampiro, el
depredador emocional impone en su víctima, necesidades, deseos y
comportamientos involuntarios o inmorales».
Gloria
Chávez Vásquez (*)
En
la película Gaslight (Luces de gas,1944) dirigida por George Cukor, un
marido (Charles Boyer) hace creer a su esposa (Ingrid Bergman) de que se está
volviendo loca, para cubrir un homicidio y el robo de unas joyas. El hombre
manipula su entorno, incluyendo el cambio gradual en intensidad de las luces de
gas distorsionando la realidad. En el proceso convence a su mujer, que ella
está mentalmente enferma y la aísla en su casa. En los países de habla inglesa,
la trama resonó de tal modo en la audiencia, que el término gaslighting se
adoptó en el estudio de la psiquiatría.
Gaslighting
equivale al lavado de cerebro psicológico. Es un tipo de abuso emocional o
mental mediante el cual alguien utiliza tácticas de manipulación y distracción
para distorsionar la verdad, haciendo que su víctima cuestione su propia
realidad. Sucede a diario en la política, la educación, el mundo laboral,
aunque tiene sus raíces en cualquier tipo de relación cercana, incluidas las
relaciones familiares, amistosas o amorosas. Profundizando, es este realmente
un sometimiento o forma de esclavizar para absorber o poseer el espíritu de un
individuo.
Como
una especie de vampiro, el depredador emocional impone en su víctima,
necesidades, deseos y comportamientos involuntarios o inmorales, y lo hace
manipulando las dos principales palancas psicológicas del comportamiento
humano: la culpa y el deseo de aprobación y reconocimiento.
La manipulación
emocional no es tan evidente como otros tipos de abuso, pero puede ser
igual de dañina, según Robin Stern, PhD, psicoanalista, cofundador y director
del Centro de Inteligencia Emocional de Yale y autor del libro The Gaslight
Effect. Stern afirma que cuando una persona socava tu sentido de la
realidad, te quedas atrapado en una tierra de nunca jamás, donde te sientes
mal, inadecuado y descontrolado todo el tiempo.
Cuestionar
¿por qué alguien en quien confías está tratando de abusarte emocionalmente?
puede hacer que dudes de ti mismo, asegura Stern. Esa manipulación tiene
consecuencias a largo plazo: destruye la autoestima y la confianza de la
víctima y convierte la relación en un asunto disfuncional o tóxico que puede
terminar en tragedia. Mientras que psicológicamente se habla de una
codependencia, en metafísica esto equivale a un dominio o subyugación
espiritual.
Manipular, reprimir y esclavizar
Con
el tiempo, la persona manipulada, se acostumbra a confiar más en las
percepciones ajenas que en las propias, lo que conduce a una sensación de
impotencia, niebla mental, incapacidad para tomar decisiones, problemas de
memoria, trastorno de estrés postraumático, depresión y ansiedad, y es posible
que estos síntomas continúen, aunque la persona termine la relación.
Algunos
casos de manipulación psicológica comienzan como un romance. Poco a poco, el
abusador sube o baja el tono para no espantar a su víctima, según Stephanie
Sarkis, PhD, psicoterapeuta y autora de Curarse de las relaciones tóxicas.
La señal de alerta aparece ya en la primera cita. «El manipulador te seduce con
afecto, atención y regalos, como una forma de obtener el control y hacer que
confíes en él», dice la psicoterapeuta. «Luego, poco a poco, comenzará a
criticarte y a humillarte». lo que se suma a la sensación de confusión e
irrealidad que experimenta la víctima.
La
relación tóxica
Hay
tres fases por las que pasa una persona durante el proceso de manipulación en
una relación.
Incredulidad. Las
primeras veces que alguien intenta cambiar tu realidad, es probable que no le
creas y le digas que está equivocado o que ha entendido mal la situación.
Defensa.
Cuanto más te manipula, más cuestionaras si el manipulador tiene razón, pero
aun así intentarás defenderte. Tratarás de refutar sus afirmaciones con lógica
o tratarás de razonar con él, pero queriendo «ser justo» asumirás su punto de
vista.
Depresión. Con
el tiempo empiezas a creerle, porque sus críticas te provocan temor y angustia.
Cuanto más inseguro/a te sientes y cuestionas tu realidad, más creerás en sus
explicaciones. Eventualmente pierdes la confianza en ti mismo. El objetivo de
los manipuladores es hacerte dudar de ti mismo para que dependas totalmente de
ellos y permitas que te controlen.
Debido
a su naturaleza engañosa, la manipulación puede ser extremadamente difícil de
identificar, especialmente cuando estás en medio de ella. Es tan sutil que ni
siquiera te das cuenta de que está sucediendo. Parte de la manipulación es
“programar” a la víctima para que no cuestione y crea que sus experiencias y
sentimientos no son importantes.
El
juego de poder sucede en muchos lugares, pero en el del
trabajo, es una forma de ganar poder o prestigio sobre un compañero. El plan es
hacerte dudar de tus habilidades y destrezas para que no intentes un ascenso, o
para que les permitas atribuirse el mérito de tu trabajo. «¡Cometes muchos
errores! Menos mal que estoy aquí para ayudarte».
Negación en la salud. Algún “profesional” de la salud te habrá dicho alguna vez que tus síntomas se deben solo a la ansiedad o a tus emociones: “probablemente todo está en tu cabeza». No solo es frustrante, sino que no recibir la atención debida puede resultar en problemas graves de salud. Basada en los estereotipos sobre qué clase de persona deberías ser, esa manipulación te hace dudar de tu identidad social y espiritual. «¡No puedes deprimirte! Tu familia depende de ti».
Fallida
táctica de crianza. Muchos padres y educadores socavan la
realidad de los niños, a veces de manera cruel, como una forma de lograr su
obediencia, reduciendo así su potencial emocional, intelectual y espiritual.
“¡Eres torpe! ¡Nunca vas a aprender!”
¿Demostración
de amor? manipular a la pareja como forma de demostrar amor,
interfiere con su progreso personal; “No quiero que trabajes o que estudies.
Eres más feliz en casa”. «Solo quiero lo mejor para ti» o «Solo lo hice porque
te quiero».
Una
forma de desviar la culpa. Una de las razones más comunes para
manipular la realidad, es que el manipulador puede achacar el problema a la
víctima en lugar de a su propio mal comportamiento. «No te estoy engañando,
¡estas paranoica!” Stern explica: «Vemos esto en la infidelidad, como cuando
una mujer cuestiona la relación inapropiada de su marido con una compañera de
trabajo. Es una forma de hacer que ella se culpe a sí misma, en lugar de a él.”
Una
forma de aislamiento. Aislar a una persona de sus amigos y
familiares es una forma de “secuestro” y un acto distintivo del manipulador. El
abusador no quiere perder o compartir el control sobre su víctima, por lo que
trata de separarlos de sus seres queridos tergiversando la realidad. No solo
quieren ser la relación principal en tu vida, quieren ser la única relación.
Manipulación
como castigo. El tratamiento silencioso es una crueldad
psicológica sino una vejación a tu espíritu porque niega la realidad de tu
existencia, así como tu humanidad. El silencioso y/o la ira son formas que
utilizan los abusadores para castigar a sus víctimas y recuperar el control
sobre ellas.
Manipulación
como narcisismo. Algunas personas manipulan y utilizan a
otros porque así fueron criados y continúan usando esta herramienta
disfuncional para satisfacer sus necesidades en una relación. Para muchos,
manipular y lastimar a otros es intencional y les brinda placer. «Los abusadores
o manipuladores son egocéntricos o narcisistas y necesitan un suministro
constante de atención. Sin embargo, incluso si dedicas el 100 por ciento de ti
mismo amándolos y cuidándolos, siempre te harán sentir que no eres lo
suficientemente bueno para ellos»
El
primer paso para acabar con la manipulación, es reconocerla cuando está
sucediendo, nos dice el Dr. Stern. Las víctimas de abuso emocional necesitan
ayuda de familiares, amigos y/o un terapeuta para desenredar todas las mentiras
y recuerdos retorcidos. Las vulnerabilidad emocional y constantes dudas sobre
uno mismo, pueden ser un síntoma de trastorno obsesivo-compulsivo.
En
estos casos, el psicoterapeuta aconseja a la persona, que se concentre en cómo
se siente durante una conversación en lugar de en lo que es “correcto”. No
importa quién tenga la razón, pero si la forma en que te están hablando es
agresiva y abusiva, no continues la conversación.
Los
manipuladores o depredadores emocionales no aceptan que sus víctimas se
rebelen, ya que pierden la capacidad de controlarlas. La única manera de
detener el abuso es alejarse de esa relación toxica. Si decides irte, debes
tomar precauciones, ya que no es raro que el abuso se convierta en violencia
física.
«Habla
con tus seres queridos o con un psicoterapeuta y traza un plan para irte de
manera segura», aconseja la Dra.Sarkis. «Una vez que te hayas ido, no puedes
reiniciar el contacto porque el manipulador insistirá en conquistarte de nuevo
con promesas y regalos».
(*) Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos. Es autora de Depredadores de almas, Caliwood, Crónicas del Juicio Final entre otros. Su novela más reciente es Mariposa Mentalis.
www.GloriaChavez-Vasquez.
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