¿Y si pensáramos en un futuro mejor que el presente que tenemos?

  

«Definir una visión de futuro y una agenda de desarrollo representa una oportunidad que nos debe impulsar a cooperar.»

 

Cuando se quiere describir un momento de gran fortuna, de mucha suerte, algo anhelado y esperado que se revela ante nuestros ojos, se dice que «los astros o los planetas se alinearon», y creo que esto le puede estar sucediendo al Quindío al ver que se materializan proyectos que tienen el potencial de ser portadores de futuro.

Me refiero a iniciativas como la de la IP Conexión Centro de construcción de la doble calzada Calarcá – La Paila que optimizará el corredor de comercio internacional Bogotá – Buenaventura y a la doble calzada Armenia – Montenegro – Quimbaya y diseño de Fase 3 de la doble calzada Quimbaya – Cartago adjudicado por Invías y Findeter al Consorcio Megavías del Quindío, que mejorará la comunicación con el norte del Valle del Cauca y nos conectará con el corredor Pacífico 3 por La Virginia y el túnel de Tesalia hacia Irra y Medellín. A esto se suma la actualización del Plan Maestro del Aeropuerto Internacional El Edén adjudicado por la Aerocivil en febrero pasado a la empresa Consorcio UG21, cuyos resultados se tendrán a inicios de 2025 para la modernización y ampliación de la terminal aérea. Por último, está el estudio de factibilidad de la ANI y Findeter del Corredor Férreo del Pacífico con el fin de establecer la renovación férrea entre Buenaventura – Zarzal – La Tebaida y avanzar en la recuperación de estaciones y talleres y el mantenimiento del corredor.

Pero, una cosa es tener una buena infraestructura de transporte intermodal y estar en el denominado «triángulo de oro de Colombia» entre Bogotá, Medellín y Cali y otra distinta es creer que el progreso nos vendrá entre contenedores traídos por tractocamiones, trenes y aviones. Sin embargo, no hay duda de que en pocos años el Quindío tendrá una excelente conexión con las mencionadas ciudades y Buenaventura, condición deseable y beneficiosa, pero no suficiente, pues no basta con tener modernos sistemas de transporte, porque lo realmente importante es saber para qué sirven y cómo aprovecharlos.

  

«A los quindianos nos corresponde visionar el departamento que queremos.»


En todo caso, a los quindianos nos corresponde visionar el departamento que queremos, reto que nos obliga cuestionarnos por el modelo político que requerimos, por el crecimiento urbano, la conurbación y las relaciones metropolitanas, por los cambios de usos de suelos agrícolas a otros para turismo, servicios y vivienda, por los sistemas productivos a promover sean agropecuarios, manufactureros o de servicios, por la conservación de los ecosistemas, suelos y cuencas hidrográficas, por asegurar el agua para nuestras necesidades básicas y productivas, por la descontaminación hídrica y el aprovechamiento de desechos sólidos, por los sistemas de salud y educación, por la adopción de la Cuarta Revolución Industrial y contar con sistemas de CT+i, por aprovechar la inmigración y retener nuestro talento humano, por una sociedad más incluyente e igualitaria, por crear empleo estable y de calidad, y por muchos otros determinantes que debemos prever y planear.

De ahí que sea inaplazable estudiar las opciones de futuro y avanzar en un ejercicio prospectivo que nos lleve a una visión consensuada de departamento, proceso que podría ser orientado por las universidades con la participación de gobiernos locales, gremios económicos, organizaciones y asociaciones, intelectuales, líderes cívicos y políticos y sociedad en general para definir el Quindío que queremos a 2036, año en la cual el departamento cumplirá 70 años de vida político – administrativa.  Sin duda que definir una visión de futuro y una agenda de desarrollo representa una oportunidad que nos debe impulsar a cooperar, a reformar nuestro modo de pensar, a cambiar el paradigma económico, social y político, a dar un salto evolutivo si se quiere.

Como creo que los astros se están alineando, es tiempo de hacer un alto y dejar de lado esos futuros que se quieren construir repitiendo una y otra vez recetas que ya sabemos que no dan resultado. Es preciso dotar al imaginario colectivo de una nueva narrativa sobre lo que somos y queremos como sociedad, narrativa que sirva de paso para satisfacer la necesidad de identidad, arraigo y pertenencia.

 

Armando Rodríguez Jaramillo

Correo: arjquindio@gmail.com / X: @ArmandoQuindío / Blog: www.quindiopolis.co

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