Política, quindianidad y escudos


 

«Tengamos presente que no existirían departamentos y municipios de no haber relatos, ni historias, ni anhelos, ni aspiraciones de sus pobladores; tan solo serían lugares ausentes de sentido, sin pasado, sin identidad, sin pertenencia, sin nada que contar».

 

Recién iniciado febrero la gobernación del Quindío incluyo dentro del primer periodo de sesiones extraordinarias de la asamblea departamental un proyecto de ordenanza para modificar el escudo del departamento que, junto con la bandera y el himno, representan una triada que identifica a los quindianos, asunto que tiene que ver con la historia y la cultura de los pueblos y con su construcción simbólica que conduce a la formación de identidad a través de la concientización de símbolos compartidos.

Esta iniciativa fue retirada por el ejecutivo el 24 de febrero en primer debate. Cabe anotar, que un día antes, la Academia de Historia del Quindío había manifestado que la información sobre el proyecto era general e insuficiente para hacer un análisis a fondo sobre la modificación del escudo, razón por la cual consideró que no era conveniente que continuara su curso en la asamblea departamental.

Retirado el proyecto de ordenanza y cerrada por ahora la discusión, queda la posibilidad de avanzar en un interesante debate sobre lo que nos identifica y representa como grupo humano que habita este territorio desde el siglo XIX y en cuyo nombre se escuchan voces precolombinas. Para empezar, lo que identifica a una sociedad son sus símbolos compartidos que representan un imaginario social incluyente, autoidentifican a un colectivo, dan fortaleza a las convicciones y creencias y son orientadores para la acción común. Siendo miembro de la Académica de Historia del Quindío Nodier Botero Jiménez (1943 - 2019) escribió en el blog de la AHQ el 26 de noviembre de 2013 El Quindío en símbolos. Ensayo sobre la Quindianidad, donde cita a Clifford Geertz en relación a como la cultura representa lo que son y no son los determinados grupos sociales a través de símbolos, mitos y representaciones de diverso contenido, señaló que «la cultura configura un esquema históricamente transmitido de significados representados en símbolos o sistemas de concepciones heredadas y expresadas en formas simbólicas por medio de las cuales los hombres comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento y sus actitudes frente a la vida».

  

«los símbolos están anclados en tradiciones y pasados compartidos que dan sentido de pertenencia»

 

En consecuencia, los símbolos y las identidades tienen un profundo contenido histórico que debemos identificar, conocer y difundir porque en su conjunto constituyen el basamento de una sociedad que nos permiten comprender cuál es nuestra posición en el mundo y definir el sentido de lo local y universal, de lo inmediato y lo lejano, de qué está hecha nuestra cultural y cuáles situaciones son olas pasajeras. Así las cosas, los símbolos están anclados en tradiciones y pasados compartidos que dan sentido de pertenencia y fortaleza al momento de construir futuros y que no están edificados sobre tendencias ni constructos políticos.

En otro aparte de su ensayo, Botero Jiménez señala con profundo contenido lo siguiente: «Propongamos un número X de símbolos quindianos, de la topografía, del paisaje, de la cultura y de la vida cotidiana; invitemos a que descubran el sentido de estos símbolos a un recién llegado al Quindío a un joven de la región y a un hombre maduro de nuestro medio. Creemos, sin dudarlo, que el reconocimiento del sentido de estos símbolos se dará de menor a mayor proporción por parte del extraño, del joven y del adulto quindiano. Se trata de una escala de asimilación que nos revela cómo se naturaliza el universo de imágenes pensadas de los individuos, a partir de la relación directa entre experiencias comunes compartidas y aprehensión del universo simbólico y social».

De ahí que los cambios en himnos, banderas o escudos se deben fundamentar en sólidos argumentos históricos, sociológicos, etnográficos, semiológicos, identitarios y culturales, pero también en legítimas consultas y consensos a grupos de interés. Las identidades representan visiones compartidas que tienen el propósito de unir colectivos, pero jamás el de crear polémicas o fracturas sociales y políticas. Por consiguiente, son adoptados por el imaginario compartido.

  

«Lo paradójico es se dieran estas disputas cuando el propósito era debatir sobre lo que unía e identificaba a los quindianos, no sobre aquello que nos dividía».

 

Así que el debate suscitado el 24 de febrero en la asamblea departamental cuando se retiró el citado proyecto de ordenanza, sirvió de colofón a una discusión que poco aportó al propósito inicial al aflorar esas rencillas políticas que de tiempo atrás han impedido que Armenia y los restantes once municipios, y que la gobernación y el municipio capital, trabajen en propósitos comunes. Lo paradójico es que se dieran estas disputas cuando el propósito era debatir sobre lo que unía e identificaba a los quindianos, no sobre aquello los que nos dividía. No obstante, creo que el recinto de la asamblea es un escenario ideal para construir consensos entorno a la quindianidad de forma que este concepto nos arrope a todos sin importar el municipio donde se viva y el grupo político en el que se milite.

Pero si en gracia a discusión observamos el mural «La epopeya del Quindío» del maestro Antonio Valencia Mejía que está en el primer piso del edificio de la Gobernación y que en 2016 fue declarado bien de interés cultural, se pueden identificar aquellos personajes, anónimos unos y reconocibles otros, que desde los Quindos y Quimbayas, pasando por arrieros y colonos y por fundadores de pueblos y cultivadores de café, hasta llegar a los que construyeron lo que somos y fundaron el departamento siempre motivados por propósitos colectivos de progreso. Ahora tratemos de imaginar que para la celebración del centenario del Quindío en 2066 se piense en otro mural con el nombre de «La epopeya de Quindío en el siglo XXI» para plasmar allí a los protagonistas del progreso y la quindianidad. Entonces: ¿A quiénes pintaría el hipotético maestro del futuro?

Para finalizar, quiero compartir algo que escribí en el artículo Quindianidad se escribe con Q. publicado en Quindiópolis el 7 de febrero de 2021: «Tengamos presente que no existirán departamentos y municipios de no haber relatos, ni historias, ni anhelos, ni aspiraciones de sus pobladores; tan solo serían lugares ausentes de sentido, sin pasado, sin identidad, sin pertenencia, sin nada que contar».

 

Armando Rodríguez Jaramillo

Correo: arjquindio@gmail.com  /  Twitter: @ArmandoQuindio  /  www.quindiopolis.co

 

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