Del desistimiento a la mentalidad de crecimiento


Lo que cambia es la mentalidad, el efecto esperanza.  [] saber que algo puede realizase es la última llave necesaria para alcanzarlo, en esto consiste la mentalidad de crecimiento.


Los inicios de año son propicios para vaticinios y pronósticos de lo que vendrá en los siguientes doce meses. Si bien analistas de medios de comunicación, centros de pensamiento e institutos multilaterales hacen predicciones sobre temas económicos, políticos y medioambientales, no faltan los que ponen su atención en profetas como Nostradamus con dones sobrenaturales para predecir futuros y los que consultan astrólogos, adivinos y clarividentes que recurren a horóscopos, ritos paganos y hechicerías para intentar presagiar lo que vendrá, al tiempo que otros hacen cábalas y pronósticos apoyados en presentimientos y emociones.

Así que, pese a vivir en la sociedad del conocimiento, aun se piensa que hay cierta voluntad (¿divina?) por fuera de nuestra gobernabilidad que decide nuestras vidas y se persiste en conceder importancia a determinantes como la suerte y el azar, comportamientos que al parecer son rescoldos de nuestra propia evolución como especie. Sin embargo, nadie puede decir la última palabra sobre el futuro, pues al no haber sucedido se halla en el campo de las especulaciones.

Antonio García Maldonado en el artículo Lo que sí está en nuestras manos publicado en la Revista Ethic [05-01-2023], comenta que no podemos abandonar el porvenir a la suerte ni a lo que prediquen algunos iluminados ni a los temores y emociones que nos asalten, eso sería tanto como jugarle al desistimiento y dejar lo que viene fuera de nuestra elección para renunciar a ser los protagonistas de nuestras vidas. «Ocurre así en nuestras vidas privadas, pero también en las sociedades y los países. Estos meses de guerra, inflación y rivalidades geopolíticas hemos leído o escuchado que nuestra realidad inmediata estará marcada por la incertidumbre, la volatilidad o cualquier otra palabra que designe la falta de certezas sobre el futuro. Como si todo quedara fuera de nuestra voluntad, como si se tratara más de un designio teleológico que una realidad que se construye cada día, aquí y ahora, con nuestro concurso, por más ínfimo que sintamos a veces nuestro papel en ella».

Lea: El futuro no envía mensajeros.

Así que sin dejar de observar los que pasa, deberíamos concentrarnos y agarrar aquello que podemos transformar, me refiero a la realidad en la que vivimos en nuestra casa, trabajo, grupos de amigos, barrio, ciudad y departamento. En medio de tantas incertidumbres, hay que pensar qué queremos como sociedad, como ciudad y como región, y volver esa visión o sueño realidad a través un modelo que responda a las necesidades actuales y a los desafíos futuros para lo cual es menester elegir mejores gobiernos y salir de la situación indeseable en la que estamos atrapados.

 

«Es menester elegir mejores gobiernos y salir de la situación indeseable en la que estamos atrapados»


Mario Sigman en el Poder de las palabras [Editorial Debate, 2022] señala que la clave está en pasar de modelos mentales rígidos en los que lo imposible hoy sigue siendo siempre imposible, para adoptar modelos mentales maleables o de crecimiento en los que las personas suelen adquirir las habilidades y conocimientos necesarias para resolver problemas. «Lo que cambia es la mentalidad, el efecto esperanza.  [] saber que algo puede realizase es la última llave necesaria para alcanzarlo, en esto consiste la mentalidad de crecimiento». Pensar que no somos capaces de superar un modelo político y de desarrollo que nos lastra e impide alcanzar otros estadios de progreso, sería cargar con una barrera mental en apariencia inquebrantable que nos lleva a desistir de cualquier intento por adoptar nuevas ideas. De proponérnoslo, es posible desactivar el limitador de nuestro cerebro que nos dice que todo es así y que nada va a cambiar, y entonces estar listos para llegar a lugares impensables.

Sin duda que es más fácil decirlo que lograrlo, sobre todo porque atravesamos por momentos de gran incertidumbre de futuro y de enorme ignorancia del pasado, lo que causa parálisis y hace que muchos queden a la espera de que algo motivado por una fuerza externa y hasta sobrenatural sea portador de mejores tiempos, declinando la posibilidad de cambio a través de un modelo mental de crecimiento.

Lea: El Quindío y su visión de futuro.

El economista y experto en planificación Edgar Ortegón Quiñones en Prospectiva y planificación en la era de la inteligencia artificial en América Latina y el Caribe ¿Cómo salir del entrampamiento? [Huancayo: Univ. Continental. Fondo Editorial, 2022] que nos dice: «La prospectiva como disciplina de la anticipación y la construcción de futuros es una herramienta fundamental para la toma de decisiones en políticas públicas, [] la prospectiva conlleva la metáfora de la visión de futuro para mirar mejor [visión de alta calidad], mirar más lejos [visión de largo plazo], mirar de manera más amplia [visión de forma sistémica] y mirar distinto [nuevas ideas, riesgos inherentes a lo nuevo y ruptura de hábitos]. Así que la prospectiva está asociada con la anticipación a la exploración de futuros posibles, probables y deseables. El futuro es para el hombre, en tanto sujeto pensante, dominio de la incertidumbre, y para el hombre como sujeto actuante, dominio de la libertad y el poder [...]. El futuro no está hecho todavía; no está predeterminado. Está abierto, por el contrario, a muchos futuros posibles: los futuribles».

En nosotros está, como individuos y sociedad, reconocer el momento indeseable y de incertidumbre en que estamos, concientizarnos que podemos actuar y producir cambios en nuestra sociedad, agarrar aquello que está a nuestro alcance y que podemos controlar y modificar, cambiar de una mentalidad de entrega y desistimiento a una mentalidad de crecimiento y apropiarnos del futuro deseable mediante su anticipación y construcción [por complicado que parezca] como una herramienta fundamental para la toma de decisiones en política, en especial en un año en el que elegiremos alcaldes y gobernadores.

 

Armando Rodríguez Jaramillo

Correo: arjquindio@gmail.com   /   Twitter:   @ArmandoQuindio 


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