«Con el paso del tiempo se adquirió una
procrastinación crónica con incalculables costos para la ciudad y efectos
exacerbantes para sus habitantes »
Cada ciudad es singular y a su vez plural y heterogénea porque en ella coexisten diferentes modos de vida, múltiples intereses y variadas perspectivas que ayudan a construir una cultura propia y la proyecta hacia lo que es o lo que podría ser. En el marco de esta lógica, en Armenia se ha moldeado (¿sin querer?) una cultura de la procrastinación que la ha exacerbado y sumido en la incertidumbre.
Si procrastinar significa diferir,
aplazar o posponer el cumplimento de una responsabilidad o el desarrollo de una
acción, hay que admitir que penosamente en Armenia nos especializamos en postergar
lo que se debía hacer adoptando una costosa práctica que siempre ha encontrado
un motivo para no culminar lo empezado.
Las cosas pendientes.
Al recorrerla es posible observar cómo
la procrastinación de sus dirigentes la llevó a ser una ciudad inconclusa, y
para muestra unos botones. Del nombrado mirador de la carrera 18 y el parque de
La Secreta se habla desde los años setenta cuando se demolieron numerosas casas
de bahareque para mirar hacia el río Quindío, hoy sólo se han construido algunos
andenes y un paradero de buses, y de La Secreta poco se sabe. El circo teatro El
Bosque, construido a mitad del siglo pasado para presentaciones artísticas y luego
convertido en plaza de toros, está abandonado hace más de una década sin que se
tome la decisión de recuperarlo como lugar para conciertos y espectáculos
públicos. Suerte similar corre El Bosque, emblemático parque que ha soportado numerosas
promesas fallidas de recuperarlo como lugar de esparcimiento y recreación.
Desde que el último tren llegó o salió de Armenia en los años ochenta y se
abandonó el corredor férreo y la terminal de trenes, se pregona que la Estación
y su entorno serán un centro cultural metropolitano, promesa que sigue pendiente
pese a algunos avances. El Parque de Recreación Popular que por años administró
la Sociedad de Mejoras Públicas fue cerrado y está en ruinas a la espera que se
reconstruya y se reabran sus puertas mientras que el Programa Armenia cómo
vamos registra que ir a centros comerciales es una de las actividades de
recreación preferida de los armenios.
Lea: Armenia y sus ventanas rotas.
La Plaza de Mercado Minorista construida hace dos décadas en el otrora Batallón Cisneros espera decisiones que la hagan funcional y la vuelvan un bien público útil para la ciudad. El Centro Comercial Popular o del Café y la vecina Placita Cuyabra o Campesina frente al CAM se ven desolados mientras que las anunciadas recuperaciones del espacio público y la reubicación de vendedores informales sigue pendiente. El desarrollo urbanístico de las manzanas donde funcionaron la alcaldía y el Colegio Oficial de Señoritas antes del terremoto continúan en veremos al tiempo que el déficit de bienes públicos para la cultura y las artes es evidente. Las obras pagadas por los armenios mediante la contribución de valorización completan siete años en el limbo aguardando que se resuelvan los líos que dejó la corrupción, en tanto que la movilidad está colapsada causando enormes pérdidas y traumatismos al comercio y a la población en general. De la avenida del Río, prolongación de la Centenario al sur para salir al sector de Jardines, se habla hace 20 años y el único avance palpable es que sin construirla se le cambió de nombre por avenida Los Guayacanes. Y, por último, al debate sobre el área metropolitana se le saca el cuerpo sistemáticamente, pero la ciudad tiene Centro Metropolitano de Convenciones y Centro Cultural Metropolitano.
Procrastinación crónica.
Lo dicho son ejemplos de qué tanto nos volvimos procrastinadores. Es posible que esto haya sucedido, tal vez, porque las administraciones se enfocaron en lo inmediato y aplazaron lo que era de largo aliento (más de cuatro años) y exigía de mayores desafíos y compromisos, o quizá porque cada alcaldía quiso dejar realizaciones por las que fuera recordada y no dedicarse a culminar lo que sus antecesores dejaron pendiente. Sea cualquiera la razón, con el paso del tiempo se adquirió una procrastinación crónica con incalculables costos para la ciudad y efectos exacerbantes para sus habitantes que se expresan en angustia, estrés, caos, insatisfacción, depresión y enojo colectivo, además de la pérdida de credibilidad en los gobiernos y la política.
La procrastinación crónica es un
sesgo del presente que prioriza resolver las necesidades a corto plazo evitando
pensar en las de a mediano y largo plazo, posiblemente porque se asume que las
tareas o proyectos suspendidos o aplazados son problema que otro solucionará
posteriormente. Y mientras que procrastinar se vuelve hábito y cultura, los
ciudadanos posponen sus mejores decisiones en las urnas.
Armando Rodríguez Jaramillo
arjquindio@gmail.com / @ArmandoQuindio
4 Comentarios
Muy acertada la historia Doctor Armando, para recordarles a quienes la olvidan o simplemente sa hacen los olvidados y hacerla visible a las nuevas generaciones que hoy tienen la posibilidad de acceder a instancias de poder
ResponderBorrarGracias por tu comentario Carlos Eduar, sobre lo que hemos dejado de hacer es que debemos tomar decisiones como sociedad.
BorrarMi estimado Dr. Armando Rodríguez. Yo tengo una propuesta para la Alcaldia de Armenia, La Gobernación, el Paisaje Cultural Cafetero y la autoridad que la dirija; así como a la RAP.
ResponderBorrarDestinar la Plaza de Toros como un GRAN CENTRO PILOTO DEL PCCC o/y CENTRO DE INTERPRETACIÓN DEL PCC. Existen diferentes centro de interpretacion, como el del bejuco, de interpretación ambiental, de los Parques Nacionales, Hasta el Centro Cultural Gabriel Garica Márquez. Porque no tener un Centro Piloto de Interpretación del PCCC.... Paisaje Cultural Cafetero de Colombia. Alli deberán tener asiento las 4 Gobernaciones con los municipios incluidos en el PCC. Una agencia de viajes mayorista que organice planes de turismo multidestino para ser vendidos por las agencias operadoras de los 4 departamentos a nivel regional, nacional y al exterior. Un PIT con toda la tecnología y capacitación. Por ahora dejemos ahí para que llegado su momento indicaré, Deberá tener una centro de capacitación sobre el PCC y salon de conferencias para promocionar allí a los diferentes aspedctos que involucra el PCC. Igual, ser un centro cultural de alto nivel para diferentes actividades de la cultural regional. Igual, le servirá a la ciudad de Armenia, para que se convierta en una ciudad destino y no sea una ciudad de paso. La idea fue planteada desde el Diplomado sobre el PCC dictado por la Universidad Nacional Regional Manizales y la Oficina de Tureismo de la ciudad de Manizales.
Gracias por su comentario y por su propuestas, son estos laboratorios de ideas los que debemos promover en el territorio. En la medida que ideas como estas se junten con otras igual de poderosas encontraremos opciones y alternativas para proyectar el PCCC y a nuestro departamento del Quindío. Gracias por su participación.
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