Armando Rodríguez Jaramillo (Armenia - Quindío)
Hace
45 años que la ONU celebra el Día Internacional de la Madre Tierra los 22 de
abril, y lo hace como un recordatorio para
que todos nos comprometamos en salvaguardar el futuro de un planeta que está en
deterioro. Como ésta es una tarea difícil que requiere poner de acuerdo
muchas voluntades, la mejor forma de actuar responsablemente es cambiando
nuestra relación con la naturaleza, pues la
salud de la Tierra depende de la suma de todas las pequeñas acciones que a
diario realizamos en nuestro entorno.
Debemos
concientizarnos de que el verde del paisaje quindiano, invariable durante todo
el año, tiene su origen en un bien distribuido régimen de lluvias, en unos
suelos derivados de cenizas volcánicas provenientes del Machín y en una diversa
vegetación, componentes que forman ecosistemas
maravillosos que están siendo alterados significativamente por el hombre en
su afán de lucro.
En
el reciente estudio semidetallado de suelos del Quindío (2012), el IGAC incluyó
un capítulo dedicado a los conflictos de uso del suelo, los que define como la
divergencia entre el uso actual que el hombre le da al medio natural y el uso
que debería tener, respecto a sus potencialidades y restricciones ambientales,
ecológicas, culturales, sociales y económicas.
El
estudio nos dice que sólo 22,13% de los
suelos del Quindío tienen usos agrícolas adecuados, por lo general en café,
plátano y algunas coberturas forestales. De igual manera, nos señala que 32,44% de las tierras, que equivalen a 62.638
hectáreas, están en conflicto por sobreutilización, es decir, son las
tierras en las cuales las actividades agropecuarias hacen un aprovechamiento
intenso de la base natural de los recursos, sobrepasando su capacidad natural
productiva.
Lo dicho se torna más alarmante al observar que del total de la superficie
reseñada, 38.124 hectáreas están en
conflicto por sobreutilización en grado
severo, de las cuales 10.005 son de Pijao; 8.617 de Salento; y 5.618 de Calarcá. Como
para tener una idea del daño que estamos haciendo y de la magnitud del riesgo al
que estamos expuestos, pensemos que el área de suelos en conflicto por
sobreutilización en grado severo es más de tres veces la extensión del municipio de Armenia
con sus 12.133 hectáreas rurales y urbanas (desde Límites, al norte, hasta el
aeropuerto El Edén, al sur; desde el río Quindío, al oriente, hasta el río
Espejo, al occidente)
Estamos jugando con fuego y no
queremos reaccionar. Una tercera parte de nuestros suelos sufren erosión
de moderada a severa por el mal uso que les damos y por tener cultivos y ganadería donde debería haber bosques. El
meollo del problema radica en que por esta locura colectiva de deterioro
ambiental perdemos nuestros suelos y bosques, diezmamos la fauna y contaminamos
y desordenamos nuestras cuencas hidrográficas, lo que nos pone en grave riesgo social y económico, y en la antesala de
una crisis ambiental de grandes proporciones. Tengamos de presente que en
los municipios donde se concentra el
conflicto en grado severo de uso de suelos (Salento, Pijao y Calarcá), nacen la
quebrada Boquía y los ríos Quindío, Boquerón, Navarco, Santo Domingo, Lejos y
Azul, que abastecen de agua a cerca de 450.000 quindianos.
Epílogo:
El 30 de abril de 2014 el IDEAM alertó sobre la detección de ocho nuevos
núcleos de deforestación en zonas boscosas del país, entre los que figuraba el
Quindío y…
1 Comentarios
Cordial saludo,
ResponderBorrarExcelente blog. ¿Podría usted facilitarme el documento estudio semidetallado de suelos del Quindío (2012) vía e-mail?
Le agradezco mucho