Dejando de lado las peroratas que suscitaron algunos proyectos de
infraestructura en el Quindío, es hora
de evaluar para qué nos sirven y cómo los podemos aprovechar.
La dobles calzadas Ibagué – Calarcá y Calarcá – La Paila (con nuevo
trazado o por el actual), el túnel de La Línea, la concesión del aeropuerto
internacional El Edén, la rehabilitación ferroviaria entre La Tebaida y Zarzal
y la construcción de las torres de transmisión eléctrica entre Santa Rosa y la
subestación Armenia hacen parte de la
cartera de proyectos que añoraría cualquier departamento.
Por
su extensión (1.961 km²), la infraestructura en mención tiene la capacidad de
impactar todo el departamento, democratizando
las opciones de desarrollo al brindar alternativas para que los doce municipios
dinamicen sus economías.
Es un hecho que el principal corredor de comunicación del país es la
vía Bogotá – Buenaventura. Entonces para
qué más que una carretera que al oriente nos une con Bogotá, un mercado de
ocho millones de consumidores con un ingreso anual promedio por habitante de $22.735.038
(DANE, 2013), y al occidente con Cali,
un mercado de tres millones de consumidores con un ingreso anual promedio por
persona de $14.592.256, poblaciones que superan en 139% y 53% respectivamente
la capacidad de compra y consumo de los quindianos que tenemos un ingreso per
cápita de $9.522.889. Y como si fuera poco, esta vía nos comunica con el puerto de Buenaventura por el que se mueve
una tercera parte de las exportaciones colombianas.
A propósito de Buenaventura, recordemos que Colombia tiene tratados de
libre comercio con Estados Unidos, Canadá, Corea y Centroamérica; que
recientemente firmó la Alianza Pacífico con Chile, Perú y México; que somos
vecinos del canal de Panamá y que en la cuenca del Pacífico están las
principales economías asiáticas. A estos
mercados podemos llegar por Buenaventura que dista 250 kilómetros del Quindío
por carretera y ferrocarril.
Así que salgamos a vender este
departamento, pues no hay otra porción del territorio colombiano que tenga tantas
posibilidades de desarrollo. Nuestro reto es atraer inversionistas y empresas
nacionales, multilatinas o globales que lleguen a este territorio con servicios
logísticos de carga, complejos agroindustriales, manufacturas, software y tecnologías
de las comunicaciones, negocios de turismo y centros de congresos y
convenciones, centros innovación y ciudadelas del futuro para albergar
empresarios, investigadores, emprendedores, jóvenes altamente capacitados,
innovadores, pensadores, artistas, literatos y toda manifestación del
conocimiento.
A los que piensen que esto es una utopía y a aquellos expertos en frases
asesinas que matan las ideas antes de intentar realizarlas, les digo que nada justifica,
que teniendo un departamento como éste, seamos los primeros en desempleo y exportemos tan sólo 11
millones de dólares al año en productos diferentes al café. Así que organicémonos y actuemos que el mundo no va
a esperar que los quindianos reaccionemos. Miremos hacia adelante y demos vuelta a la
página, pues los quindianos somos más que el presente
que tenemos.