«Hay que escoger entre dos
visiones, o seguir pensando en el desarrollo endógeno del Eje Cafetero o damos
un salto para integrar la Autopista
del Café con el corredor Bogotá – Buenaventura»
En las postrimerías de 2023 la Agencia Nacional de Infraestructura – ANI y el Grupo Odinsa presentaron la IP [iniciativa privada] Conexión Centro para la construcción, operación y mantenimiento de los corredores viales La Paila – Calarcá y Armenia – Manizales, proyecto que me recordó que el proceso de poblamiento de lo que hoy es el Eje Cafetero avanzó de norte a sur apareciendo poblaciones que por su ubicación constituyeron un cruce de caminos. La primera fue Manizales [1849], construida como un referente de intercambio comercial entre Popayán y Medellín por el camino del Norte, que además comenzó a conectarse con el occidente vía el camino del Ruiz hacia el Magdalena. La siguiente población fue Pereira [1863], que por su ubicación geográfica quedó articulada por el Camino del Privilegio con Manizales. Y la tercera fue Armenia [1889] que, junto con Pereira, se conectó con Ibagué y Cartago por el Camino del Quindío.
La importancia de estas ciudades se dio en torno a la economía del café con la ejecución, en los años veinte, de proyectos de infraestructura como el cable aéreo Manizales – Mariquita, el ferrocarril de Caldas entre Manizales - Cartago que pasaba por Pereira con su ramal a Armenia por Nacederos, y el tramo Zarzal – Armenia que unió esta ciudad con el Ferrocarril del Pacífico y el puerto de Buenaventura. Esto las vinculó con el comercio internacional del café, industria que trajo progreso y desarrollo y que colocó a Manizales como centro de poder económico, político y cultural en la región.
Esto hizo que las tres ciudades se enfrascaran en un proceso de emulación y rivalidad al punto que las acciones y obras en una de ellas eran replicadas en las otras. En medio de un ambiente cafetero de prosperidad, en Armenia y Pereira se formó una clase dirigente con deseos de poder político ante las escasas posibilidades de llegar a acuerdos con la dirigencia manizalita que lo quería todo para sí, lo que trajo consigo la idea de segregar a Caldas para darle cabida a otros centros de poder, lo cual se hizo realidad en 1966, primero con la creación del departamento del Quindío y luego con Risaralda.
«... en Armenia y Pereira se formó una clase dirigente con deseos de poder
político ante las escasas posibilidades de llegar a acuerdos con la dirigencia
manizalita que lo quería todo para sí»
A la infraestructura de ferrocarriles le siguió a mediados del siglo la carretera Manizales – Pereira - Armenia y también la de La Línea que unió a Ibagué - Armenia, y a Bogotá con Cali y Buenaventura, vía que se consolidó como el principal corredor de carga para el comercio nacional e internacional al punto que la carretera por Letras quedó como ruta alterna entre el Eje Cafetero y la capital del país. Luego, en los ochenta, vino el mejoramiento de La Línea y el nuevo trazado por El Alambrado para ir al Valle del Cauca evitando así el sinuoso paso por Sevilla. Asimismo, recién se concluyó la construcción del túnel de La Línea y varios viaductos y tramos en dobles calzadas que hacen expedito el paso de la cordillera, quedando pendiente el transecto Calarcá – La Paila en doble calzada para que el país cuente con un moderno corredor vial hacia Buenaventura que conecta con el Eje Cafetero en el departamento del Quindío.
En medio de este desarrollo vial y del declive de los ferrocarriles, se firmó el contrato de concesión N°113 de 1997 que originó la Autopista del Café para unir a Manizales - Pereira – Armenia en doble calzada, proyecto que prometía ser un articulador e integrador regional para dejar de lado las viejas rivalidades. Sin embargo, por presiones e intereses locales al proyecto se le sumaron obras que terminaron por causar desequilibrios financieros, me refiero a la intersección la Uribe y a los puentes la Estampilla y la Estampillita en Manizales; y al puente Helicoidal, Avenida el Ferrocarril, puente de Postobón y variante de Condina en Dosquebradas y Pereira. De ahí que al entregarse el tramo Calarcá – La Paila con el peaje del Alambrado a Autopistas del Café se niveló económicamente la concesión con una vía de mayor tráfico de vehículos de carga y un recaudo superior a los peajes situados en el Eje Cafetero.
Asimismo,
la nación adelantó el mejoramiento
del corredor entre Medellín y Buenaventura con una cadena de proyectos
denominados Pacífico 1, 2 y 3 que conectan a Medellín con Bolombolo, La Pintada
y La Virginia en Risaralda, además de un ramal hacia Tres Puertas que los une a
la Autopista del Café.
«Pero para comprender los caminos del desarrollo, es necesario dejar
los egos y abrir la mente a escenarios futuros»
En este escenario de desarrollo regional, la IP Conexión Centro es una iniciativa futurista que propone la construcción de la segunda calzada Calarcá – La Paila y los tramos que faltan entre Punto 30 y la Terminal de Pereira y otros cercanos a Chinchiná, además de la construcción y mantenimiento de 16 intersecciones viales, 28 puentes nuevos y 50 kilómetros de ciclorrutas, y del mantenimiento de los 317 kilómetros de vías. Pero para comprender los caminos del desarrollo, es necesario dejar los egos y abrir la mente a escenarios futuros posibles, probables y deseables, pues los territorios cambian y evolucionan. Ya Manizales no es la ciudad que concentra el poder político y económico de la región, pues desde mediados del siglo pasado lo comparte con Armenia y Pereira. De otro lado, creo que a Pereira le hizo daño tener presidente de la República y haber sido sede del Corpes de Occidente que agrupó a Antioquia, Eje Cafetero y los departamentos sobre el Pacífico, tal vez fue por esto, y otras cosas más, por lo que se autonombró la Capital del Eje, eslogan excluyente y centralista que no ha sido de buen recibo en el vecindario. Luego llegó la creación de la RAP del Eje Cafetero fruto de decisiones políticas más que de acuerdos y consensos entre sectores públicos, privados, académicos y sociedad civil de los tres departamentos. Algo similar ocurrió cuando se incluyó al Tolima en la RAP. Esto sin contar con las polémicas suscitadas entorno a los aeropuertos de la región y al proyecto del tren de cercanías.
Y encima de todo esto, se conoce una carta firmada el 3 de mayo pasado por los gobernadores de Caldas y Risaralda, los alcaldes de Manizales y Pereira, y por diputados, concejales, dirigentes privados y cívicos de estos departamentos donde solicitan a la ANI «incorporar al proyecto un conjunto de obras que garanticen el desarrollo y fortalecimiento competitivo de la región del Eje Cafetero, a través de una inversión equitativa y estratégica en el corredor Manizales – Pereira – Armenia. Es crucial recalcar que las obras actualmente contempladas generan un desequilibrio en la inversión en nuestros departamentos, toda vez que las intervenciones prioritarias se centran en el corredor Calarcá – La Paila, que si bien es de importancia estratégica para la Nación y hace parte de la conexión Bogotá – Buenaventura, no corresponde a las necesidades específicas de la región del Eje Cafetero. Por lo tanto, es prioritario revisar y ajustar el paquete de obras de modo que se genere un balance en el recaudo vs. los beneficios para nuestros departamentos, guardando el principio de EQUIDAD».
Con el debido respeto debo decir que no comparto la solicitud expresada en dicha carta, pues hablar de una inversión equitativa y estratégica de la iniciativa IP Conexión Centro tiene otras connotaciones. No se puede invocar el principio de EQUIDAD en las inversiones futuras sin reparar que las inversiones realizadas por Autopistas del Café en los últimos 27 años beneficiaron en mayor proporción a Caldas y Risaralda, pues esto sería tener una mirada parcial y conveniente de la realidad. En cuanto a la inversión estratégica, definitivamente la IA Conexión Centro está en sintonía con la realidad del siglo XXI y los desafíos de la globalización. Hay que escoger entre dos visiones, o seguir pensando en el desarrollo endógeno del Eje Cafetero definido por las fronteras de sus tres departamentos y con una capital autoproclamada donde se concentre el desarrollo, o damos un salto para integrar la Autopista del Café con el corredor Bogotá – Buenaventura que incluye la vía a La Línea entre Calarcá – Ibagué con lo cual se articularía al Tolima con el Eje Cafetero que es lo que pretende la RAP que los agrupa; a lo que se suma la Concesión Pacífico 3 que conectaría el corredor Bogotá - Buenaventura con Medellín en La Virginia por el túnel de Tesalia a través de la doble calzada Cartago – Quimbaya - Armenia – Calarcá cuya licitación fue anunciada la semana pasada por el presidente de Findeter en Armenia con una inversión de 240 mil millones de pesos, vía que descongestionará la Autopista del Café al contar con una ruta alterna al lento y traumático paso por Pereira y Dosquebradas. En consecuencia, la IP Conexión Centro es un sistema vial estratégico fundamentado en matrices de origen – destino y no en centralidades regionales el cual fortalecerá la RAP Eje Cafetero y Tolima y conectará eficientemente al Eje Cafetero con Bogotá, Cali y Medellín, y también con los puertos de Buenaventura y Urabá.
Si esta no es una inversión equitativa y estratégica en el corredor Manizales – Pereira – Armenia: ¿Entonces qué es?
La
dirigencia del Quindío tiene la palabra, pues hay un refrán que dice: «Quien
calla otorga». Y ya sabemos lo que piensan los vecinos.
Armando
Rodríguez Jaramillo
Correo:
arjquindio@gmail.com / X:
@ArmandoQuindio / Blog: www.quindiopolis.co
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