Dos Quindíos y un solo departamento

«El futuro del Quindío no lo hallaremos en la prolongación de su presente, si no en nuestra facultad de visionar el desarrollo y en la capacidad de construirlo como sociedad».

 

El Quindío, con una extensión de 1.961 km² y el 0,17% de la superficie del país, aparece en el mapa general de Colombia gracias a que el IGAC se vio en la necesidad de exagerar su escala para hacerlo visible. Tal vez a causa de su reducido tamaño terminamos viéndolo como un territorio homogéneo pasando por alto sus diferencias, esas que deberíamos registrar si queremos planificar su desarrollo de forma ordenada y realista.

En este sentido, recuerdo dos ejercicios de prospectiva desaprovechados. El primero, promovido en los 80 por el Banco Central Hipotecario (BCH) siendo gerente Mario Calderón Rivera (1932 – 2014) para ordenar el desarrollo urbano aplicando la metodología de análisis regional del profesor Dennis A. Rondinelli (1943 – 2007) con el fin de fortalecer la descentralización política que se dio en 1986 con la elección popular de alcaldes. Fue así como se propuso para el Quindío tres zonas de acuerdo con las funciones y servicios que concentraban sus cascos urbanos, así: los municipios de cordillera, los de la parte baja y la zona norte (Filandia y Salento). Del documento y su cartografía, que estaban en los archivos del BCH en Armenia y en el centro de documentación de la Fundación para el Desarrollo del Quindío, nadie da razón luego que estas dos entidades dejaran de existir.

El segundo, El estudio del plan maestro sobre el proyecto de desarrollo agrícola integrado de la cuenca del Quindío elaborado en 1988 por la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) y la CRQ, que proyectó el desarrollo del departamento al 2005, se apoyó, entre otros determinantes, en la geomorfología para separar el paisaje de montaña de los paisajes de abanico y de valle que incluía a los municipios de la parte baja y el valle de Maravélez. Con base en esta sectorización se formularon propuestas de uso de los suelos y desarrollo urbano, y de proyectos socioeconómicos y de infraestructura. Sin embargo, este plan jamás se ejecutó.

Hoy, luego que estos estudios con metodologías internacionales coincidieron en la necesidad de zonificar el desarrollo del Quindío, me pregunto qué sentido tiene seguir insistiendo en gestionar el departamento como si fuera una sola unidad.

 

Lo que dicen las estadísticas

Una mirada general a los anuarios estadísticos disponibles en la web de la gobernación, que lamentablemente están incompletos y desactualizados, permiten observar diferencias significativas entre los municipios de cordillera y los de la zona baja. Los de cordillera representan el 65% de la extensión departamental con el 19,2% de la población, mientras que los de la zona baja tienen el 35% del territorio y el 80,8% de la población (455.076 habitantes), lo que indica la gran presión antrópica que hay sobre los territorios ocupados por Armenia, Circasia, Filandia, La Tebaida, Montenegro y Quimbaya que, en su conjunto, tiene una densidad poblacional (662 habitantes/km²) muy superior a los de cordillera (85 habitantes/km²). A esto se suma que sólo el 7,9% de la población de la zona baja vive en el campo en contraste con el 29,5% de población rural que hay en la cordillera, lo que indica una significativa disminución campesina con la consecuente pérdida de saberes y costumbres.

Otro aspecto importante es el fraccionamiento de la propiedad rural. Al comparar información de 1998 y 2017, último año disponible del anuario estadístico en la web de la gobernación, se ve que de los 18.034 predios rurales que había en 1998 se pasó a 24.621 predios en 2017 con un crecimiento de 36,5 %. Cuando la comparación se hace para predios menores a una hectárea, se observa un incremento de 110,7% al pasar de 5.942 a 12.523 predios, resultados que sin duda se relacionan con el cambio de usos agrícolas a urbanizaciones y servicios de turismo.

Finalmente, la densidad vial y las clases agrológicas también marcan diferencias entre los dos paisajes. Para el primero, la parte baja registra 1,5 km/km² mientras que en la cordillera se tienen 0,8 km/km². Para el segundo, en la parte baja las clases agrológicas o de aptitud de uso de los suelos son por lo general clase II, III y IV, mientras que en la cordillera son IV, VI, VII y VIII, lo que es fundamental para los POT, pues los suelos clasificados con números menores tienen más vocación agrícola que aquellos con números mayores, cuyo potencial se centra en la conservación de ecosistemas y cuencas hidrográficas.

 

Colofón

Es evidente que hay dos Quindíos que reclaman estrategias de desarrollo diferentes. Uno, el de la parte baja, al que corresponde al 35% de la superficie departamental y donde vive el 80,8% de la población con una densidad de 662 habitantes/km², requiere que los POT encierren determinantes metropolitanos y que la gestión del territorio sea concertada entre Armenia y los municipio vecinos para temas como los servicios de transporte, educación, salud, abastecimiento de agua y descontaminación hídrica, manejo de desechos sólidos, conurbaciones, perímetro urbanos, corredores suburbanos y conservación de suelos agrícolas.

En el otro, el de cordillera, con menor presión antrópica y con ecosistemas estratégicos para la sostenibilidad ambiental, es preciso incluir la conservación de bosques y cuencas hidrográficas, la delimitación de suelos agrícolas, la construcción de un reservorio (represa) de agua y anticipar los efectos del cambio climático en la oferta hídrica, el establecimiento de centros de investigación adjuntos a las universidades para estudiar el capital ambiental y estimar la producción y venta bienes y servicios ambientales a nivel departamental, nacional e internacional entre otras alternativas viables.

En fin, el futuro del Quindío no lo hallaremos en la prolongación de su presente, si no en nuestra facultad de visionar el desarrollo y en la capacidad de construirlo como sociedad.

 

Armando Rodríguez Jaramillo

Correo: arjquindio@gmail.com  /  Twitter: @ArmandoQuindio  /  www.quindiopolis.co


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2 Comentarios

  1. EL QUINDIO ES UN PARAISO MAL ADMINISTRADO. POR AHORA CAIN ESTÁ BIEN REPRESENTADO ,ADAN Y EVA PERDIDOS EN EL AMOR.

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  2. Que buen artículo, en cuanto a los estudios que estaban en las bibliotecas del BCH y fundesarrollo del Quindío habría que preguntarle a sus ultimos gerentes.

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