Visión difusa de orden

 

Por Carlos Alberto Garzón Espinel.


Una de las cosas que, "nos diferencia de otras especies", es la necesidad de planificar o “visionar” el futuro. El propósito de todo plan, en cierta manera, es construir un relato colectivo del futuro, pero lograr esto requiere atravesar ciertos umbrales de inteligencia colectiva, de tal forma que se de esa conexión entre actores que interpreten correctamente el imaginario e interés general y como consecuencia, el empoderamiento para “construir” esa nueva realidad.

De allí que resulta preocupante la manera en que se construyen las visiones de los planes (de desarrollo y ordenamiento), se han convertido en el ítem mas irrelevante a cumplir, y por tanto carentes de muchos aspectos fundamentales como los que enuncio a continuación:

1. Falta de IDENTIDAD: Pueden ser aplicables a cualquier municipio o departamento, lo único que las puede diferenciar es el eslogan del político de turno. 

2. Sin ESTRATEGIA: Su contenido no explica “el cómo”, que es donde se encuentran las apuestas que fundamentan el plan, para que sea realmente estratégico y no un conglomerado de anhelos o intereses sectoriales.

3. Sin amarre a un LARGO PLAZO: Los planes de desarrollo no están ligados a una “visión de futuro” de largo aliento. Cada periodo de gobierno intenta dar continuidad, o a veces lo contrario, pero no hay un faro construido de forma concertada que le permita contribuir, por ejemplo a los modelos de ocupación de los planes de ordenamiento cuyo plazo es de tres periodos constitucionales. 

4. Sin soporte claro en ESCENARIOS concertados: En situaciones de incertidumbre como la actual, cobra mayor importancia la elaboración de escenarios prospectivos (de conocimiento público), que incluso, puedan plantear rupturas con paradigmas de desarrollo de continuidad. La visión planteada debería estar sustentada por uno u otro escenario, e incluso plantear la posibilidad de reorientar su rumbo hacia otro, de acuerdo con el avance de los acontecimientos.

5. Falta de contenido TERRITORIAL: Los contenidos de la visión carecen de énfasis acerca de, en qué espacios estratégicos del territorio (como en una especie de “acupuntura”) se deberían aplicar las apuestas, y cómo éstas se adaptan, o motivan el ajuste de los Planes de Ordenamiento.

Desafortunadamente los planes de desarrollo se convirtieron en un trámite a cumplir. Una manera oficial de repartir la torta burocrática por sectores, y entre más “gaseoso” su contenido, más espacios quedan para que, en el camino, los gobiernos de turno desarrollen cierto tipo de maniobras.

La poca pericia y ausencia de una metodología eficaz para la participación ciudadana (en muchos casos vista como una molestia u otro trámite a cumplir por ley), sumado a los intereses particulares, hacen que estos procesos sean “difusos” y por tanto una oportunidad perdida de construir concertadamente, un “proyecto colectivo de futuro”, y de su visión, la base sobre la cual debería arrancar cualquier proceso pedagógico, político o de inversión.


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