¿Hay procesos de gentrificación en el Quindío?
En los años sesenta la socióloga británica Ruth Glass introdujo el
concepto de gentrificación al describir cómo en algunos barrios obreros de
Londres ocurrían procesos de sustitución social con la llegada de grupos de
clase media y alta. El asunto se da cuando un barrio, que es habitado por
personas de menores recursos, se modifica y renueva urbanísticamente y es
reocupado por una población de mayores ingresos que desplaza a los vecinos
tradicionales con nuevos usos y construcciones que generan aumentos en el valor
de los inmuebles y del suelo, elevan los arrendamientos, atraen nuevos negocios
más glamorosos y en general sube el costo de vida, lo que hace que los
propietarios de antes se desplacen a otros lugares y cedan los espacios de toda
su vida.
Con el paso del tiempo se ha encontrado que el turismo también puede
inducir un efecto gentrificador (estudiado cada vez es más por sociólogos y
urbanistas) por el impacto que esta actividad causa en ciudades y pequeños
municipios que reciben importantes flujos turísticos y que terminan fomentando cambios
de usos residenciales por actividades de comercio, restaurantes, hoteles,
servicios y diversión, por lo que sus habitantes tradicionales tienden a
desplazarse hacia lugares que puedan costear. Esto se ha comprobado en poblados
tranquilos y apacibles, que luego de recibir oleadas de turistas, modificaron
su aspecto urbano, su cultura, sus relaciones de vecindad, sus negocios y
actividades empresariales con consecuencias que usualmente desbordan la
capacidad de respuesta local.
¿Hay gentrificación en el Quindío?
Salento y Filandia podrían estar padeciendo esta situación. En estas localidades se da el caso de habitantes a los que les resulta difícil sostener y conservar sus viviendas y negocios por las avalanchas de turistas que llegan demandando bienes y servicios que incrementan el costo de vida y el valor de los inmuebles. Esto hace que algunos se vean obligados a vender sus casas y reubicarse en otros sitios, mientras los lugares que dejan son ocupados por personas foráneas con mayor capacidad económica y empresarial para enfrentar los ritmos que el turismo y las dinámicas del mercado imponen. Entonces no sólo se da un desplazamiento de personas, sino que también se modifican las principales calles y se remodelan las propiedades. Todo esto tiende a fracturar la comunidad y a socavar el sentido de pertenencia, el patrimonio arquitectónico y la cultura e idiosincrasia de nuestros municipios.
Aunque la gentrificación por lo general se refiere a ciudades, algo similar podría estar pasando en la zona rural de la parte baja del departamento con el cambio de actividades agropecuarias por otras como parques temáticos, hoteles, centros de recreación, conjuntos residenciales, plantas industriales y agroindustriales y procesos de conurbación. Esto se evidencia en particular en Armenia, Circasia, Filandia, La Tebaida, Montenegro y Quimbaya donde hay un fraccionamiento importante de predios rurales que pasaron de 12.422 en el año 2000 a 16.517 en 2018 (último Anuario Estadístico del Quindío publicado por la Secretaría de Planeación Departamental), lo que significó 4.095 nuevos predios en poco menos de dos década y una disminución de 5,5 a 4,2 hectáreas en promedio por predio, todo en una zona cuya población rural representa tan sólo el 8% del total (Dane, 2021).
Así que es posible que en este territorio rural también esté pasando un proceso de gentrificación donde la agricultura poco a poco cede ante la presión de los negocios inmobiliarios lo que eleva el precio de la tierra, cambia la actividad económica, modifica el paisaje rural y desplaza a la población campesina que se marcha con sus saberes, oficios y formas de vida.
Colofón.
Estos procesos de gentrificación deberían ser estudiados de forma
detallada para identificar sus consecuencias e implicaciones futuras y prever
medidas en los planes y esquemas de ordenamiento territorial para contrarrestar
sus efectos y planificar el territorio. Ignorar lo que sucede sería dejar el
futuro en manos de las fuerzas de mercado y esto sería un enorme error
histórico de profundas consecuencias sociales, económicas y ambientales.
Armando Rodríguez Jaramillo
arjquindio@gmail.com / Twitter: @ArmandoQuindío
2 Comentarios
Muy importante su escrito, dado que ese fenómeno es evidente en varios Municipios del Quindío, donde el desplazamiento y la transculturización es muy marcado. Salento es una torre de babel, donde fácilmente concurren ciudadanos de distintas regiones y de varios paises. Fácilmente pueden confluir a una panadería ciudadanos solicitando un pan, bread, pain, brot, pane, y el tendero tendrá que arreglársela para poder entender. Pero la dificultad para entendernos es lo de menos, lo preocupante es el desplazamiento de los raizales, el cambio de sus costumbres, el altos costos que deben asumir, a medida que se va incrementando el turismo en su región. Estará beneficiando a los raizales este boom turístico, habrá mejorado su calidad de vida?. Ahí tendrán un gran trabajo los antropólogos y sociólogos para que nos aclaren esas nuevas realidades que vivimos en esta región.
ResponderBorrarSu comentario amplia el necesario análisis y debate que debemos hacer con lo que sucede con la evidente gentrificación de nuestros municipios y que debe ser intervenida. Gracias por expresar su opinión.
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