Armenia necesita un CIO

Es necesario mirar hacia adelante y proyectar la ciudad de las próximas dos décadas. 

Luego de leer un reciente artículo de Xavier Ferrás titulado Su empresa necesita un CIO, publicado en su blog de innovación 6.0, me puse a pensar en cambios impulsados por la pandemia del coronavirus como el de la digitalización de la economía y de nuestras vidas. También reflexioné sobre cómo la crisis invita a construir una nueva agenda de desarrollo social, económico y ambiental para nuestra ciudad ya que el arquetipo de sociedad que traemos, el sistema político imperante, el modelo productivo que practicamos y nuestra relación con la naturaleza acusan fatiga y obsolescencia.

En nuestro trasegar colectivo hemos acumulamos valiosos aprendizajes que sirven para pensar en el futuro de Armenia y enfrentar con determinación lo que hay por hacer. No dilapidemos esfuerzos señalando culpables pues esto solo conduce al eterno debate de la recriminación del que muchos se lucran. Por fortuna sabemos en qué nos equivocamos como sociedad con el fin de pasar la página de las dos décadas perdidas que acumulamos en términos de desarrollo y bienestar. Sin embargo, hay que reconocer que no tenemos claridad sobre cómo construir una nueva agenda de progreso, y es en esto en lo que tenemos que enfocar el debate procurando invitar a los mejores hombre y mujeres de todas las edades, disciplinas y saberes para que aporten sus ideas y contribuyan con sus capacidades.

Una cosa es administrar el presente y capotear los problemas de la cotidianidad enfrentando situaciones como el desorden administrativo, la corrupción y el clientelismo, destrabar la valorización, recuperar el espacio público, mejorar el saneamiento, terminar proyectos como el centro cultural metropolitano y el mirador de la carrera 18,  darle uso eficiente a infraestructuras como el centro comercial del café y la plaza minorista, recuperar parques y zonas verdes, ordenar el tránsito, garantizar seguridad, mejorar salud y educación y muchas cosas más que son del diario trajinar de una administración. Pero otra diferente es mirar hacia adelante y proyectar la ciudad de las próximas dos décadas o más, tarea imposible de cristalizar a punta de planes de desarrollo a cuatro años pues hace mucho que lo urgente desplazó lo importante.


Hay que cambiar el libreto.

Necesitamos cambiar de mentalidad y escribir un nuevo libreto para la ciudad. Es necesario que la alcaldía disponga de un equipo sólido que gestione el presente para responder a los problemas y necesidades rutinarios, que trabajen en el mejoramiento continuo de la administración pública para prestar de forma eficiente los servicios que demandan los ciudadanos, pero en paralelo debería haber un equipo calificado que mire adelante y planifique la ciudad del mañana.

Hoy en día las ciencias económicas y administrativas hablan del CEO y de la importancia del CIO. El primero es el acrónimo correspondiente a las siglas de Chief Excutive Officer en referencia al director ejecutivo o gerente responsable de la dirección en una empresa, ese que se dedica a las operaciones cotidianas, a controlar el proceso de producción, a evaluar ingresos y egresos, a distribuir tareas y coordinar el equipo de trabajo, a solucionar requerimientos de los clientes y atender eventualidades, es decir, está focalizado en que el negocio funcione de forma permanente. Por su parte el CIO o Chief Innovation Officer, es el director de innovación que se encarga de aspectos tácticos y nuevas oportunidades de negocio, siempre escudriñando ideas transformadoras, es un estratega dedicado a preparar el futuro en busca de océanos azules.

Este modelo, usado por empresas punteras que se reinventan cada cierto tiempo, podría ser una buena práctica adaptable a la administración y proyección de la ciudad. Mientras que el alcalde hace las veces de CEO para gerenciar el municipio con su equipo de funcionarios, otro equipo de alta calidad bajo el liderazgo de un CIO se concentraría en otear el horizonte para visualizar los desafíos y oportunidades que enfrentará la ciudad.

Entonces, de forma similar al cerebro humano, se tendría una inteligencia colectiva integrada por dos hemisferios operando simultáneamente: uno encargado de gestionar y administrar, otro de proyectar el mañana; uno racional y lógico, otro prospectivo y visionario; uno encargado de aprovechar el presente, otro de explorar el futuro. De esta forma se integrarían dos poderosos equipos liderados por un CEO con funciones de alcalde acompañado de un CIO que investigue y recomiende el rumbo a seguir, que prepare los océanos azules de un futuro que es cada vez más inmediato, que estudie y diseñe la ciudad digital e inteligente, la ciudad sostenible y verde, la ciudad de la movilidad eléctrica y las energía limpias, la ciudad del conocimiento y la investigación, la ciudad de los emprendimientos dinámicos y disruptivos, la ciudad con calidad de vida, la ciudad para vivir y disfrutar, la ciudad soñada y cívica que conserve sus tradiciones y cultura al tiempo que se conecta con el mundo.

Es muy fácil decirlo, pero no es difícil hacerlo.

 

Armando Rodríguez Jaramillo

@arj_quindio

@quindiopolis

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