Si bien jamás es tarde para empezar, hay que hacerlo ahora, no mañana.
Vivimos tiempos irregulares e
inciertos. No hay referentes para compararnos ni espejos donde mirar lo por
venir. A pesar de los avances de la ciencia y la tecnología, esta realidad parida
del coronavirus nos tomó por sorpresa y parece que la única forma de avanzar es
a través del método de ensayo y error en medio de una enorme indisciplina
social.
Traemos de herencia un 2020 que
rompió sueños y fragmentó esperanzas. Lo que tímidamente se había logrado en términos
de reducción de la pobreza se esfuma y el nivel de progreso alcanzado se
erosiona irremediablemente. Las cifras dan cuenta del cierre de empresas,
pérdida de empleos y precarización del ingreso.
Con la promesa de una vacuna en
ciernes, el manejo de la crisis es contradictorio y las medidas de los
gobiernos locales no siempre están alineadas con el nivel central. Por otro
lado, el sistema de salud no da abasto para atender las miríadas de personas
contagiadas por el COVID – 19 mientras se pospone la atención de otras patologías
porque no hay médicos ni medicinas ni quirófanos ni camas para tanta gente.
Retos inspiracionales y transformadores
Sin embargo, una cosa es atender la
emergencia y otra volver a los niveles de bienestar y progreso de antes. Gobernantes
y dirigentes, uno más, otros menos, aprendieron a manejar la contingencia generada
por la pandemia con limitados recursos y poca información pues es la primera
vez que algo así sucede en tiempos modernos. Pero la anhelada recuperación será
con aquellos que sepan otear el horizonte, que tengan la voluntad de aceptar
retos y avanzar sin miedo, que tomen decisiones sobre la marcha, que se midan a
navegar en entornos complejos y cambiantes, los que saben que no hay tiempo
para la planificación tradicional sino para la adaptación estratégica.
Necesitamos líderes con agudeza e intuición reflexiva, con fortaleza y pericia.
Es necesario hacer reset a
nuestra sociedad, reiniciar nuestra inteligencia colectiva. Si bien jamás es
tarde para empezar, hay que hacerlo ahora, no mañana. Hay que romper con lo
convencional y superar con renovadas destrezas y habilidades los desafíos que
afrontamos. Nos urge desarrollar capacidades de adaptación sin despreciar los
aprendizajes del pasado, debemos emprender con determinación un nuevo acuerdo social,
redefinir el modelo económico y hacer las paces con la naturaleza.
Claro que hay que valorar el esfuerzo
del gobierno nacional para superar la crisis y apuntalar la reactivación
económica, pero las ideas transformadoras tendrán que salir de nosotros, en nuestros
campos y ciudades. Elaborar una agenda poscovid es una tarea necesaria y
urgente, en esto no podemos procrastinar.
Si queremos salir airosos necesitamos
reclutar talentos intergeneracionales. Este propósito colectivo demanda del
empuje y la dinámica de la juventud y de la experiencia, el aplomo y la
determinación de los mayores. Es una tarea de equipo en la que hay que incorporar
a todos los que sumen y multipliquen sin distraernos en los que restan y
dividen.
De nada nos sirve tener un enorme
talento multidisciplinar que es creativo, innovador y emprendedor si se
encuentra disperso. El talento necesita pretextos para clusterizarse, así que
la tarea es aglutinarlo y ponerlo en acción alrededor de restos inspiracionales
y transformadores. Debemos construir la mejor versión del Quindío y de la
sociedad que lo habita ideando un gran propósito integrador que lleve a superar
los problemas de la pandemia y el pesado lastre del subdesarrollo social,
político y económico que arrastramos.
Necesitamos factores catalizadores, propósitos
transformacionales dotados de proyectos tractores con objetivos concretos y
metas temporales. Los grandes cambios no se dan por generación espontánea ni tampoco
podemos importar genios para que nos digan qué hacer, esto se logra si aglutinamos
a nuestros hombres y mujeres alrededor de intereses comunes guiados por
liderazgos visionarios. Cuando el
talento se pone en acción, los resultados son sencillamente increíbles, esta es
la clave.
Armando Rodríguez
Jaramillo
@ArmandoQuindio
@quindiopolis
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