La visión de un plan de
desarrollo es una narrativa que contiene la promesa de valor de un gobierno. Es
la expectativa realista, ojalá ambiciosa, de lo que se espera al final de su
mandato y que lo compromete con políticas, programas y proyectos para lograr lo
que se propone.
De ahí que me propongo
hacer algunas consideraciones sobre la visión (artículo 3) del proyecto del
Plan de Desarrollo del Quindío 2020 – 2023 con base en las siguientes premisas:
(a) la realidad que nos plantea el COVID – 19 con la suspensión de numerosas actividades
productivas, el cierre de empresas y la pérdida de empleos lo que nos pone ante
el imperativo de la reactivación económica; (b) una mirada más integral y ambiciosa
del desarrollo productivo local.
Si bien creo que la
visión del Plan es coherente en su construcción y está dotada de
valiosos elementos en lo social, productivo, cultural y ambiental, me permito
exponer cuatro reflexiones generales:
PRIMERA
REFLEXIÓN: Reactivación Económica. La visión del Plan debe estar conectada con el
COVID – 19 y el riesgo latente de una recesión económica, algo para lo que no
estamos preparados. Esta inesperada realidad amerita que se incluya que en 2023
los resultados del Plan de Desarrollo se materializarán en la recuperación de
las empresas, el empleo estable y el ingreso como condiciones para contrarrestar
la pobreza y recuperar la calidad de vida y el bienestar de la población.
SEGUNDA
REFLEXIÓN: Sectores productivos. Hoy reconocemos como error histórico el haber concentrado
la economía en el monocultivo del café, modelo que de alguna forma se viene repitiendo
con el turismo, sin atender que las regiones con economías diversificadas cuentan
con una mayor capacidad de respuesta ante las crisis. En este orden de ideas,
al plantear en la visión del Plan una sociedad «productiva y competitiva a
partir de la
agroindustria, los servicios, el potencial TIC y el turismo» se dejan
por fuera importantes sectores
estratégicos que a continuación menciono:
a) Agropecuario: Aunque
estén estrechamente relacionados, una cosa es la agroindustria y otra el sector
agropecuario. El Quindío podría tener instalaciones de procesamiento de frutas,
verduras y carnes producidas en departamentos vecinos aprovechando su posición
geográfica y conectividad, pero al tiempo hay necesidad de fortalecer las
actividades agrícolas y pecuarias nuestras, que en 2018 representaron el 15,9 %
del PIB, con el propósito de articularlas como proveedoras de una poderosa cadena
agroindustrial.
b) Manufactura: En este
sector hay industrias intensivas en mano de obra como muebles, curtiembres,
metalmecánica y confecciones que, junto a la construcción, representaron en
2018 el 14,2 % del PIB departamental y sumaron en 2019 el 12,9% de las empresas
registradas en la Cámara de Comercio.
c) Servicios logísticos
de carga: La logística gana especial relevancia con la culminación de la doble
calzada Cajamarca – Calarcá, el Túnel de La Línea y la ampliación del aeropuerto
internacional El Edén. Estas infraestructuras, y otras como la doble calzada
Calarcá – La Paila y la reactivación del transporte ferroviario con
Buenaventura acrecientan el potencial del Quindío como centro de servicios
logístico para carga de exportación e importación, en especial cuando la
Encuesta Nacional Logística 2018 del DNP calificó al Eje Cafetero como la
región de mayor puntaje en el ranking del Índice de Logística Regional.
TERCERA REFLEXIÓN: Globalización:
El departamento debe abrirse a la internacionalización de su economía, no solo para
el turismo, sino para que las empresas locales se integren a cadenas globales
de valor, se aumenten las exportaciones, se aproveche la Zona Franca y se
atraigan inversiones nacionales y extranjeras.
CUARTA REFLEXIÓN: Cuarta
Revolución Industrial. Los pilares fundamentales de la sociedad del Siglo XXI para
el desarrollo y el bienestar son: la investigación y generación de conocimiento,
su transformación en tecnología y la cultura y apropiación de la innovación,
trilogía que debe estar expresada en la visión.
Estos son, en suma, las
cuatro reflexiones en torno a la visión del Plan de Desarrollo del Quindío que
podrían darle más integralidad y alcance, y mayor fuerza en el propósito de recuperar
la economía y dar el salto cuántico que necesitamos como sociedad.
Sin embargo, soy
consciente que cambios en la visión de un plan de desarrollo podrían demandar ajustes
en su contenido, pero estamos a tiempo de hacer complementos y mejoras, por lo
que concluyo este ejercicio personal presentando como quedaría la visión del
plan de ser incluidas las reflexiones esbozadas, aclarando que las palabras en
negrillas son las que me atrevo a adicionar al texto original del
artículo 13:
ARTÍCULO 13. VISIÓN. El
Plan de Desarrollo Departamental 2020 - 2023 “Tú y Yo somos Quindío” define
como visión, que en el 2023 el Quindío será reconocido como: Una sociedad
saludable y resiliente, pacífica e incluyente; equitativa y participativa;
productiva y competitiva a partir de la agricultura y agroindustria,
la manufactura, la construcción, los servicios, el potencial TIC,
la logística y el turismo, basada en su cultura y capacidad
emprendedora, y en el uso del conocimiento y la innovación. En un
territorio interconectado y planificado desde sus condiciones ambientales y
climáticas sostenibles, biodiversidad, y su riqueza eco sistémica, y orientado
hacia un desarrollo sustentable e integral en el escenario de la
globalización. Con una gestión eficiente y transparente, que construye
capacidades a partir de la inteligencia de su territorio y la
recuperación y potencialización de sus condiciones sociales y económicas.
Armando Rodríguez
Jaramillo
@arj_opina
2 Comentarios
Un aporte interesante. Pero es una visión restrictiva de la situación porque extrapola la realidad actual y ofrece algunas esperanzas posibles pero incompletas: sin un diagnostico y una proyección por escenarios me temo que se escatiman las enormes posibilidades de una planificación participativa.
ResponderBorrarTienes razón en parte, pero la realidad que los planes de desarrollo son de todo menos de desarrollo. En estos ejercicios de cuatro años no se hacen proyecciones de escenarios y la planificación participativa es de asistencia, no de participación.
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