La mentefactura del presidente Duque


El discurso de posesión del presidente Iván Duque Márquez iba dirigido a un país que debe hacer un alto y reflexionar sobre su devenir, un país que necesita renovar su forma de hacer política y cambiar la concepción de Estado para fortalecer la democracia y avanzar hacia la modernidad, un país que entienda la diversidad de pensamientos y deje atrás el fatalismo como tema de debate. En fin, un país que valore el Pacto por Colombia propuesto por el presidente para darle oportunidades a una nueva generación de colombianos que empieza a tomar las riendas de esta Colombia.

De los temas a los que hizo referencia Duque Márquez y que recogen la complejidad de la nación, quiero hacer hincapié en el desarrollo productivo y la innovación, pilares para la construcción de la Colombia moderna en tiempos de la sociedad del conocimiento y la economía del conocimiento. No pudieron ser más oportunas sus iniciativas por el emprendimiento y fortalecimiento de las micros, pequeñas y grandes empresas como punto de partida de su programa de progreso y reactivación económica y social orientado a tener un sistema tributario que estimule la inversión y mejore la productividad y competitividad empresarial.

Como exponente que es de una juventud que gravita entre la generación X y la del milenio, las palabras empleadas por el presidente para referirse a la modernidad fueron una refrescante mirada a los retos del siglo XXI. ¡Qué grato haberlo oírlo hablar de mentefactura, robótica, inteligencia artificial, internet de las cosas, biotecnología, análisis integrado de datos y economía naranja! Es estimulante, provocador y desafiante que el primer mandatario nos invite a perder el miedo a pensar en grande usando nuestro ingenio y que nos diga que Colombia debe ser un jugador decisivo en la cuarta revolución industrial, consignas que nos enfrentan a un mundo en el que los paradigmas y las prácticas de la política tradicional no funcionan.

Pero esta visión precisa de un cambio de mentalidad que nos saque de los enfrentamientos estériles entre izquierda y derecha para situarnos en el debate de las ideas del desarrollo productivo. Y esto se logra con el fortalecimiento de la educación y el pensamiento crítico, con una universidad que entienda su papel en la transformación de un país que se apresta a abordar el tren de la cuarta revolución industrial, con una Comisión de Sabios que congregue lo mejor de nuestra inteligencia y con el aumento de inversión pública en CT+i para generar el conocimiento que necesitamos y ofrecer la tecnología que demandamos.

Este renovado lenguaje nos transporta a fascinantes futuros signados por la mentefactura que demandarán un enorme esfuerzo colectivo. Para ello contamos con los ministerios de Comercio, Industria y Turismo, TIC, Agricultura y Educación; entidades como INNpulsa Colombia, Procolombia, PTP y Bancoldex; Confecámaras, gremios económicos, Consejo Privado de Competitividad, Red Clúster Colombia y agencias de inversión; Colciencias, universidades públicas y privadas, Sena, centros de desarrollo tecnológico e incubadoras de empresas; amén de instituciones nacionales y locales a las que les corresponde asumir la misión de apoyar a empresarios, emprendedores e inversionistas formando el talento humano que requieren, produciendo el conocimiento que demandan, mejorando el entorno para los negocios, fortaleciendo su competitividad, integrando sus negocios a cadenas globales de valor, consolidando iniciativas clúster y fomentando la especialización inteligente del territorio a lo largo y ancho del país.

Este futuro maravilloso empieza con imaginarlo y termina por hacerlo realidad. ¿Te animas?

Armando Rodríguez Jaramillo.

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