En el Quindío nos acostumbramos a
proyectos de infraestructura sempiternos por causas imputables a deficiencias
en diseños, lentitud en la contratación, retrasos en la construcción y casos de
corrupción, sin contar efecto que causan los opositores de oficio que salen a
la palestra a cuanto proyecto se quiera hacer en nuestro territorio.
En el Foro de Gerentes “Obras de
infraestructura” realizado en la Cámara de Comercio el pasado 28 de mayo con participación
del Ministerio del Transporte, ANI, gobernadores de del Eje Cafetero, cámaras
de comercio, Grupo Odinsa S.A. y Autopistas del Café, se habló de la vía Calarcá
– La Paila, último tramo pendiente por construir en doble calzada del corredor
Bogotá – Buenaventura. Entonces recordé la Resolución 1435 del 13 de diciembre
de 2013 de la ANI mediante la cual se escogió el proyecto de asociación público
privada presentado por el Grupo Odinsa S.A. sobre el de asociación público
privada de origen público de Fonade por cuanto para su ejecución no requería del
desembolso de recursos públicos.
Esta propuesta, que tenía por objeto
construir, administrar, operar y mantener los corredores viales segunda calzada
La Paila – El Alambrado, par vial El Alambrado – La Herradura – doble calzada
La Herradura – Barcelona, conectante Aeropuerto El Edén – Zona Franca, segunda
calzada Barcelona – La Española, doble calzada Barcelona – Calarcá, y el de
operar y mantener la doble calzada Calarcá – Cajamarca, fue retirada por el
Grupo Odinsa S.A. debido, en buena medida, a la oposición vehemente de un grupo
de quindianos que vieron en un trazado diferente al actual la afectación de sus
intereses particulares. De ahí que la iniciativa, que también incluía una doble
calzada entre la Ye y Jardines de Armenia y un nuevo puente sobre el río
Quindío en Balboa, quedó en veremos, la nación priorizó otras obras y los
quindianos nos quedamos sin la soga ni el ternero.
Sobre el particular la ANI dijo en el
foro que la construcción de la doble dependerá de la evaluación de las
propuestas de APP privadas que presentarán Odinsa S.A. y una firma de
procedencia china, y de no ser adjudicada, estructurará una APP pública. O sea
que luego de cinco años de abortado el proyecto inicial se puede afirmar, sin
temor a equívoco, que en la siguiente década no veremos esta obra prioritaria para
el Quindío y Colombia.
Esta situación es
similar a la de otro proyecto que haría posible que el Quindío, departamento
que sólo está conectado al Sistema Regional de Transmisión (SRT) eléctrica a
115 kV, se integre al Sistema de Transmisión Nacional (STN) que opera a 230 kV con
la construcción de torres y líneas de energía entre Santa Rosa de Cabal y
Armenia. Esta obra suspendida hace cuatro años por la oposición oportunista de
la gobernadora anterior y por reparos de tipo ambiental todos ellos subsanables,
aseguraría el suministro de energía a mediano y largo plazo y eliminaría el
riesgo de racionamiento ante eventuales contingencias por estar el departamento
en la cola del STN.
Los retrasos en
estos proyectos dejan valiosas enseñanzas y de paso nos pondrán en serios
problemas de movilidad cuando entre en operación el túnel de La Línea y aumente
considerablemente el flujo de vehículos que lleguen al Quindío como destino
turístico que es, al tiempo que nos enfrenta a un probable desabastecimiento de
energía que en el corto plazo podría desencadenar la crisis de Hidroituango, a
decir de los expertos.
Armando Rodríguez
Jaramillo
@arj_opina
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