Otra vez recibimos los colombianos la desalentadora
noticia que da cuenta
que la licitación para culminar los trabajos
de la doble calzada Cajamarca – Calarcá y de la
construcción de 8.6 km del Túnel de La Línea, fue declarada
desierta según lo anunció INVIAS el pasado 10 de mayo.
Recordemos
que el último desatino con este proyecto lo protagonizó el ingeniero
Carlos Collins, representante del consorcio Unión Temporal
Segundo Centenario encargado de la
construcción de este paso por
la cordillera Central o Andes del Quindío (nombre
original de estas
montañas), sitio neurálgico del corredor de exportación más
importante del país:
Bogotá – Buenaventura, y que en
noviembre de 2016 había
recibido la notificación de caducidad del contrato. Esta determinación se dio luego
que la Unión Temporal acumulara un atraso de 39 meses en el cronograma, varios
ajustes económicos y reiterados incumplimientos al plan de
manejo ambiental, hechos que se sumaron a la larga cadena
de iniciativas
para construir un túnel, primero para ferrocarril y
luego para transporte carretero, de las últimas ocho décadas.
Es por esto que la noticia de INVIAS de declarar desierto
el proceso LP-DO-GTL-048-2016 para contratar, por
$226.742 millones, el 12% de los trabajos que faltan para terminar la
construcción del Túnel II Centenario y Segunda calzada Calarcá-Cajamarca, no
deja de ser un desalentador suceso. Es
como si los proyectos de la Nación que pasan por el Quindío estuvieran condenados
a contratiempos inimaginables pues varias iniciativas de responsabilidad
del Gobierno Nacional parecen dormir el sueño de los justos: la doble calzada
Calarcá – La Paila de la que no se sabe nada hace tres años; la anunciada
inversión de la Aerocivil por 60 mil millones de pesos en el aeropuerto
internacional El Edén de Armenia luego tres licitaciones desiertas para concesionar
la terminal que preveían inversiones aproximadas a 130 mil millones; la
suspensión de la operación de la Red Férrea de Occidente desde mayo de 2016; y la
parálisis del proyecto de interconexión al Sistema Nacional de Transmisión
Eléctrica entre Santa Rosa de Cabal y Armenia por parte de la Empresa de
Energía de Bogotá.
Como la obra pública en Colombia se ha convertido en un camino lleno de obstáculos
bajo la duda de lo ilícito, donde actúan políticos, funcionarios públicos y firmas
privadas especializadas en adueñarse de los dineros públicos, no quiero ni
pensar la posibilidad de que la licitación
desierta haya sido motivada por un acuerdo de intereses con el fin de incrementar
el presupuesto, lo cual sería inaceptable.
De otra parte, se supo que no
se presentaron propuestas de compañías nacionales ni extranjeras en razón a que
nadie quiso asumir los riesgos generados por el supuesto deficiente
manejo de las fallas geológicas por parte del contratista anterior, por discrepancias
en costos unitarios y porque el plazo de doce meses para ejecutar las obras era
insuficiente.
Varios frentes de obra y una asamblea regional
Varios frentes de obra y una asamblea regional
“Doctores tiene la Santa
Madre Iglesia” para tomar las decisiones que permitan terminar la obra de
infraestructura más importante de Colombia. Sin embargo, esto no me inhibe para
decir que bien valdría la pena, como alternativa para desatar este nudo
gordiano y ganar agilidad en la operación, hacer
varios frentes de obra con contratistas independientes: Uno, para las obras
que le faltan al Túnel de La Línea, y otros dos, que se ocupen, por separado,
en terminar los túneles menores, viaductos y dobles calzadas del lado del
Quindío y del Tolima.
En todo caso, uno es el tiempo necesario para culminar una
obra de esta envergadura y otro el calendario político del gobierno, por lo
que el segundo no puede condicionar el primero. Pero mientras el tiempo pasa, los
departamentos por donde atraviesa el corredor Bogotá - Buenaventura, me refiero
a Cundinamarca, Tolima, Quindío y Valle del Cauca, deberían constituirse en una
especie de asamblea regional con
participación de sus gobiernos territoriales, congresistas y gremios económicos
con el fin de entablar un diálogo regional con el Gobierno Nacional y desempantanar
esta obra de la cual depende, en buena parte, la competitividad y el comercio
exterior colombiano.
Por el momento, debemos guardar esperanza en el nuevo proceso de contratación
que anunció el Director General del Instituto Nacional de Vías, Carlos García
Montes, para que el 4 de julio próximo este contrato sea realmente adjudicado.
Amanecerá y veremos.
Armando Rodríguez Jaramillo
Quindiópolis
Nota (23 de mayo): De acuerdo a información del Ministerio de Transporte, a través del Instituto Nacional de Vías
(INVÍAS), el 22 de mayo fueron publicados nuevamente los pliegos definitivos para la
contratación del 12% de los trabajos que permitirán terminar las obras de
construcción del Túnel de La Línea y Segunda Calzada Calarcá-Cajamarca, para
los cuales la entidad dispone de un presupuesto por $224.742.
Según el Director de Invías, Carlos Alberto
García Montes, se dará un anticipo de 10% del valor de la obra y el Instituto mantendrá la
licencia ambiental, no la cederán al contratista como es usual. Adicionalmente,
asumirá el riesgo sobre posibles demoras de otorgamiento de autorizaciones
ambientales o por asuntos atinentes a la etapa de preconstrucción. Esto se
complementa con la presencia de una comisión de experto que hará acompañamiento
de la obra para buscar soluciones ante eventuales dificultades.
0 Comentarios