Entre loco... motoras

Hace poco asistí a la presentación que sobre la llegada del tren a La Tebaida hizo en la Asamblea Departamental del Quindío el gerente de Ferrocarril del Pacífico. De no haber sabido que era 3 de marzo de 2017, habría creído que era un día cualquiera de hace 20 años cuando en el recinto de esa corporación se presentó el proyecto Prominex que luego se convirtió en Zona Franca del Eje Cafetero.

Por esas calendas se habló de la recuperación del ferrocarril y cómo el Quindío quedaría comunicado con el puerto de Buenaventura lo que nos permitiría ingresar a los mercados de la Cuenca del Pacífico, con este fin se construiría un puerto seco que sería como extensión de Buenaventura para el manejo intermodal de carga de importación y exportación.

El anunciado tren llegó en 1997 con la empresa Tren de Occidente, luego volvió a arribar con la empresa Tren del Oeste y, tras la desaparición de éstas, regresó con Ferrocarril del Pacífico y las firmas internacionales Trafigura e Impala. Estos hechos contaron con actos protocolarios, tirada de voladores y presencia de presidentes, ministros, gobernadores, alcaldes, directivos de entidades y muchos colados, personajes que alegres abordaron trenes en lo que queda de la estación de pasajeros de La Tebaida para recorrer los dos kilómetros que la separan del terraplén contiguo a la Zona Franca que llaman estación ferroviaria, lugar desde donde se hicieron discursos y se habló del futuro del departamento.

Ahora, como en un tiovivo del destino, se anuncia la llegada del tren a La Tebaida por los nuevos representantes de la firma Ferrocarril del Pacífico concesionaria de la vía hasta 2030.  De forma experta, con argumentos de expertos, expusieron en la Asamblea el trazado a Buenaventura, mostraron cifras y fotos de locomotoras, plataformas, vagones, estaciones y patios de carga, hablaron de la posición geoestratégica del Quindío, dijeron que se haría una plataforma logística de 50.000 metros cuadrados al lado de la Zona Franca con bodegas y patio de contenedores para acopiar la carga que entra y sale por Buenaventura y explicaron el potencial que se tiene por estar cerca al aeropuerto.

Mientras escuchaba este monumental discurso, pensé: ¿será posible que eso sea realidad con locomotoras diésel de trocha angosta que ruedan sobre los mismos rieles que trajeron el tren a Armenia en 1927?

Pero, lo que más me llamo la atención fue que el gerente de la mentada compañía dijo que para hacer viable la operación del tren se tiene proyectado acopiar en La Tebaida 500.000 toneladas anuales de carbón proveniente de las minas de Boyacá para luego transportarlo en tren a Buenaventura, proyecto que generaría 5.000 empleos. De inmediato me imaginé la problemática ambiental de la bahía de Santa Marta ocasionada por el cargue y transporte de carbón en el puerto. ¡Vaya despropósito con el Quindío! Sería como anticipar la megaminería en el departamento, asesinar al Paisaje Cultural Cafetero y la industria del turismo, y sentenciar a los quindianos a subsistir tosiendo entre el ennegrecido polvillo del carbón.


Armando Rodríguez Jaramillo.

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