Armando Rodríguez Jaramillo (Armenia - Quindío)
Las ciudades deberían volver su mirada a la bicicleta, en especial las
intermedias, donde aún las distancias del sitio de residencia al lugar de
trabajo o estudio no son grandes.
De niños todos quisimos tener una bicicleta y gozamos como nunca cuando
nos la regalaron. Tal vez por este recuerdo grato será que nos invade la
nostalgia cuando siendo adultos volvemos a montar en uno de esos vehículos de
dos ruedas: silenciosos, agradables y
relajantes; nada comparable al viento en la cara y a las ganas de reír que
dan cuando uno pasea en bicicleta.
Gracias al crecimiento urbano y a los problemas de movilidad, muchas son
las ciudades europeas, estadounidenses y asiáticas que fomentan el uso de la
bici. Pero también Bogotá hizo sus ciclovías y en Medellín hay estaciones donde
cualquier ciudadano puede tomarla para pedalear hasta otra estación y dejarla
allí. Estos ejemplos comprueban los beneficios en descongestión urbana,
economía, menor contaminación y mejor salud que se obtienen con el uso masivo
de la bicicleta.
Sin embargo, en nuestro medio, los planificadores de las ciudades
intermedias parecen no ver la necesidad de diseñar ciclovías, las cuales podrían
empezar por la construcción de
estaciones dotadas de bicicletas de uso público para conectar con colegios y
universidades. Esto traería un significativo ahorro económico en transporte
estudiantil para las familias.
También se podría facilitar su adquisición estimulando en las empresas la financiación de bicicletas para que el
trabajador las pague con el subsidio de transporte que recibe por nómina.
De otra parte, los gobiernos podrían exonerar
de impuestos la fabricación de bicicletas para hacerla un medio de transporte
masivo.
Así que alternativas de descongestión y descontaminación de las ciudades
si hay, solo falta algo de voluntad
política y un poco de innovación urbana. Se pueden hacer ciudades
sostenibles modificando pequeñas cosas con relativa baja inversión como la construcción
de redes de ciclovías que hagan más amables las zonas urbanas.
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