Armando Rodríguez Jaramillo (Armenia - Quindío)
Científico y agricultor son las ocupaciones más valoradas para el futuro
de la humanidad es el título de un artículo publicado el pasado 20 de julio por
el diario El Mostrador de Chile, que trae los resultados de un sondeo realizado
por CropLife Latinoamérica, organización gremial
internacional con sedes en Costa Rica y Colombia que representa a la industria
de la ciencia de los cultivos y que realiza investigación y desarrollo de
agrotecnologías que ayudan a los agricultores a mejorar la eficiencia en la producción
de cultivos para la seguridad alimentaria.
El sondeo mostró que:
“El 44% consideró que el científico es indispensable para el futuro de
la humanidad, el 40% opinó que el agricultor, y sólo el 4% asignó esa categoría
al político.
Por otra parte, los
encuestados consideraron que el científico es la ocupación más importante con
un 44%, luego el agricultor con un 32%, y sólo el 9% opinó que el político es
relevante para la sociedad. En cuanto a admiración, también el puntaje más alto
se lo llevó el científico, ya que el 48% de los entrevistados dijo que esta
ocupación es la que les despertaba más admiración, frente al 20% que señaló al
agricultor y el 2% a los políticos.”
Estas respuestas nos
deben llamar a la reflexión sobre la poca atención que le prestan los gobiernos
a la ciencia, tecnología e innovación para que el conocimiento cumpla el papel
de ser el motor de la competitividad empresarial y el bienestar de la
población. Sobre este aspecto, el rector de la Universidad del Rosario José
Manuel Restrepo planteó el retroceso que en CT+i está sufriendo el país en su
columna titulada ¿Y quién escolta a la ciencia, la tecnología y la educación?,
publicada el 19 de septiembre último en El Espectador. Restrepo escribió: “De una inversión
nacional en ciencia, tecnología e innovación en el año 2012 de $416.000
millones de dicho año (cifra que de hecho es una de las más bajas
proporcionalmente al PIB en nuestra América Latina), estamos pasando a $270.000
millones para el año 2016”.
Similar suerte
corren los agricultores, personas que con su trabajo le dan soporte a las
cadenas productivas agropecuarias de las que depende la seguridad alimentaria y
el empleo rural, pues los recursos de inversión del Ministerio de Agricultura
para el año 2016 fueron sometidos a un recorte cercano a 50% según el proyecto de
presupuesto que entregó el gobierno colombiano al Congreso nacional.
Así que estamos ante
una paradoja del destino, pues son los políticos, la profesión considerada como
la menos indispensable e importante para el futuro de la humanidad y la que
representa menor admiración de acuerdo al sondeo realizado por CropLife Latinoamérica, los que deciden, a
través de sus partidos y sus representantes en los poderes ejecutivo y
legislativo del Estado, disminuir los presupuestos de inversión destinados a la
ciencia, tecnología e innovación y a las actividades agropecuarias, restringiendo
los medios esenciales para que científicos y agricultores, profesiones que
gozan de una gran valoración, cumplan su importante misión de producir
conocimiento y comida para la población.
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