Armando Rodríguez Jaramillo (Armenia - Quindío)
Hace
cinco lustros un gobierno introdujo en Colombia el estribillo de la apertura
económica, desde entonces estamos hablando de la globalización de la economía sin
haberla entendido.
Sin
embargo, a pesar del vertiginoso desarrollo de la informática y las
comunicaciones, tecnologías que facilitan el acceso a millardos de terabytes de
información, hay regiones que tienen dificultades para ingresar a los flujos
mundiales del comercio y el saber, razón por la cual el progreso les llegue
tarde.
Empresas punteras y la innovación.
Un
principio fundamental de la economía es que el conocimiento fluya, que los
mecanismos de difusión de la innovación pasen de las empresas punteras al resto
de empresas. Un país que esté a la vanguardia en innovación y tecnología es porque
tiene infraestructura y talento humano dedicado a investigar y generar
conocimiento, pero también porque tiene empresas avanzadas que marcan
tendencias en productos y servicios.
Las
regiones insertas en los mercados internacionales tienen más probabilidades de
conocer adelantos e innovaciones en razón a que sostienen relaciones comerciales
con empresas punteras, lo que las lleva a experimentar aumentos de
productividad de las firmas locales.
Regiones con
relaciones comerciales endogámicas se caracterizan por baja innovación y poca productividad.
En las economías cerradas hay propensión al estancamiento del conocimiento. En
las economías abiertas la innovación crece y la productividad aumenta.
La realidad local.
No
obstante haber sido productores de café, el modelo de comercialización hizo que
nuestros caficultores no se sintieran exportadores. Ellos ignoraban a qué país iba
su grano, qué tostadora lo compraba y, sobre todo, qué opinaba el consumidor
final de su café, esto hizo que tuviéramos caficultores produciendo para el
comprador del pueblo y no para el mercado mundial.
En
cuanto a las exportaciones diferentes al café, las del Quindío en 2014 superaron
ligeramente los once millones de dólares, cifra que representó 3,8% de las
exportaciones totales, mientras que Caldas y Risaralda tuvieron ventas por 345
y 199 millones de dólares respectivamente. En otras palabras, como el comercio exterior
es reducido, nuestros empresarios tienen un limitado contacto con empresas
punteras de Estado Unidos, Alemania, Francia, Japón, Singapur, China y Corea y
demás países desarrollados, lo que les ha restringido el conocimiento acerca de
tendencias, innovaciones y oportunidades en los mercados.
El cambio.
Es
urgente que cambiemos nuestra forma de pensar y nos arriesguemos a navegar por el
océano del comercio y el conocimiento. Se requiere que nuestros dirigentes
impulsen políticas de desarrollo industrial, que apoyen a los empresarios para
que exporten y se apropien de la innovación, de esta forma mejorarían en
productividad y competitividad. También es fundamental que las universidades y
profesores se inserten en los flujos globales del conocimiento para que
nuestros jóvenes salgan preparados para laborar en empresas de talla mundial.
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