Por Armando Rodríguez Jaramillo (Armenia - Quindío)
Hace unos días, mientras tomábamos un café, Jaime Lopera nos dijo a Gonzalo Alberto Valencia, a mi esposa Claudia Arturo y a mí que creáramos un movimiento que llamaríamos “Voto de castidad”. Emocionado, como siempre expresa sus ideas, nos leyó un artículo, intitulado de igual forma, con consejos a los candidatos a elecciones populares que Portafolio le había publicado en 1998 cuando el país vivía los años tomentosos del gobierno Samper.
Hace unos días, mientras tomábamos un café, Jaime Lopera nos dijo a Gonzalo Alberto Valencia, a mi esposa Claudia Arturo y a mí que creáramos un movimiento que llamaríamos “Voto de castidad”. Emocionado, como siempre expresa sus ideas, nos leyó un artículo, intitulado de igual forma, con consejos a los candidatos a elecciones populares que Portafolio le había publicado en 1998 cuando el país vivía los años tomentosos del gobierno Samper.
Pues
no serán los tiempos del proceso 8.000
cuando los dineros del cartel de Cali financiaron campañas presidenciales,
hechos que motivaron a que monseñor Pedro Rubiano, en alusión a la frase de Ernesto
Samper "Si
entraron dineros del narcotráfico a la campaña, todo fue a mis espaldas", manifestó: "tal parece
que un elefante se coló en la sala del palacio sin que el presidente se diera
cuenta". Si
aquel paquidermo entró a la Casa de Nariño de forma mimetizada, todo parece
indicar, aunque nadie lo reconozca, que en las actuales campañas se pasean tiburones,
cocodrilos y lagartos, camellos y pirañas. Definitivamente como decían los abuelos:
“No hay que creer en brujas, pero de que las hay, las hay”.
Así que al ver publicado en La Crónica el citado artículo, Quindiopolis también lo reproduce para ver si algo queda, y
algo pega.
El Voto
de Castidad
Por: Jaime Lopera Gutiérrez (julio de 2015)
Hace años
el profesor vienes Yehezkel Dror preparó para el Club de Roma un catálogo con
los ocho mandamientos para los políticos, preceptos apoyados en su libro La Capacidad de Gobernar. El siguiente texto,
que escribí en enero de 1998 en un diario, es un código de ética para
congresistas y funcionarios, y parece oportuno darlo a conocer de nuevo en una
versión adaptada para los momentos actuales cuando el país se está preparando
para las elecciones y comienzan los candidatos a ofrecernos sus programas.
Si alguna
o alguno de sus candidatos en octubre no sobrepasan una calificación del 80 por
ciento en la valoración de estas prescripciones si quieren firmar este
compromiso, suspenda su voto o busque otra opción. El voto de castidad, como se
pretende dar a conocer, es fidelidad a uno mismo y abstinencia hacia lo anormal.
Por lo tanto, si va a votar hágalo silenciosa y confidencialmente. Si tiene
dudas razonables, absténgase.
Consejos a los candidatos:
1. Mira tu
llegada a una posición de gobierno como un voto de confianza y como una misión
sagrada. Es mejor perder el cargo, o
renunciar a él, que perder la integridad subordinando los deberes como
gobernante a consideraciones personales
2. Por
inteligente y preparado que seas, las tareas del gobernante requieren muchos esfuerzos:
dedica bastante tiempo al aprendizaje y a la reflexión, y contrata asesores
altamente calificados a quienes animarás a trabajar en equipo y a debatir
contigo las posiciones y alternativas.
3. Una de tus
principales funciones será la de servir de educador de los asuntos públicos,
prestando especial atención a que la gente vea pedagógicamente los puntos de
vista más globales y de más largo alcance (antes que los intereses particulares
que desvían la atención de aquellos). Y sobre todo, di la verdad aunque a tus
seguidores o electores no les guste escucharla.
4. Tu vida
privada debe servir de ejemplo: un hombre público tiene su vida en una vitrina
y su conducta debe ser edificante. Es necesario frenar los apetitos sexuales y
financieros.
5.Debes
arriesgarte a exhibir públicamente toda la información que pueda ser relevante
a tus actuaciones, incluida la edad, salud, ingresos y problemas personales
concretos. Y debes prepararte a renunciar cuando sientas que no estás a la
altura de las circunstancias, o cuando los médicos te digan que empiezas a
perder facultades.
6.Rechaza
ingresos o prebendas, directos o indirectos, a no ser aquellos que se
correspondan por el estricto cumplimiento de tus deberes y tu cargo. Tras el retiro, evita los desembolsos importantes
por concepto de actividades que estén relacionadas con tu posición anterior y
prepárate a reconocer públicamente cualquier ganancia inesperada.
7.Considera
que el traspaso de poderes a tus sucesores o amigos es uno de tus principales
cometidos, pero ayuda a tu sucesor mientras dure el proceso de transferencia y,
aunque se trate del peor de tus enemigos políticos, hazlo con honestidad y
transparencia.
8. Para poder
rendir cuentas y asumir las responsabilidades, debes tomar nota de todas las
decisiones importantes y de las actividades que así lo merezcan: de este modo más
adelante tal vez puedas escribir una memorias que tengan un valor histórico y que
ofrezcan lecciones limpias de tu experiencia”.
Si aprecia
este tipo de voto, circúlelo copiosamente. La democracia se lo agradecerá
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