Por
segunda vez un Plan Nacional de Desarrollo (PND) se ocupa de las Comisiones
Regionales de Competitividad (CRC) con el objeto de reordenar sus roles y responsabilidades,
los cuales, dicho sea de paso, no han dado los resultados esperados.
La creación
del Sistema Nacional de Competitividad (2006) y la Comisión Nacional de
Competitividad se hizo con el fin de articular de forma coherente la política nacional
en este aspecto, fue así como se dio paso a la conformación de CRC en cada
departamento como una forma de
organización institucional que fortalecería los diferentes espacios de
concertación entre los actores públicos y privados locales con el propósito de
articular las prioridades en materia de productividad y competitividad.
Las CRC
funcionaron con múltiples altibajos y no siempre contaron con el apoyo de los mandatarios
territoriales, situación que se agravó en 2012 con los cambios de gobiernos que
afectó la continuidad de los procesos. De ahí que el PND 2010 – 2014 determinó que
las CRC coordinarían en los departamentos la implementación de las
políticas de desarrollo productivo, de competitividad y productividad, lineamientos
desarrollados por el Decreto 1500 del 13 de julio de 2012 que organizó y
articuló el funcionamiento del Sistema
Administrativo Nacional de Competitividad e Innovación. Sin embargo, este
esfuerzo normativo tampoco generó los cambios esperados.
Ahora, el
artículo 186 de la Ley 1753 del 9 de junio de 2015 por la cual se adopta el PND
2014 – 2018, señala que se debe integrar
el Sistema de Competitividad e Innovación con el Sistema de Ciencia, Tecnología
e Innovación para consolidar un único Sistema
de Competitividad, Ciencia, Tecnología e Innovación, con lo que se trata de
robustecer el papel de unas comisiones debilitadas. Para tal fin, se integra a
las CRC las instancias que tienen que ver con la competitividad en los departamentos
para articular sus agendas de trabajo, y se determina que las comisiones serán la única instancia de interlocución con el
Gobierno Nacional para la implementación de la Agenda Nacional de
Competitividad, Ciencia, Tecnología e Innovación.
Este intento por rescatar el Sistema Nacional de Competitividad y darle
un nuevo aire a la CRC, precisará de un
gran esfuerzo gubernamental en todos los niveles territoriales, amén de un empoderamiento de la competitividad por
parte de la academia, gremios y empresarios, única forma de garantizar
continuidad y de procurar que la ciencia, tecnología e innovación se oriente a
la solución de los problemas del sector productivo.
Sin embargo, no será tarea fácil crear un único Sistema de
Competitividad, Ciencia, Tecnología e Innovación cuando Colciencias, con toda
su infraestructura, personal y presupuesto, no le ha respondido al país de
forma satisfactoria en materia de ciencia y tecnología.
El asunto, más que una decisión política, pasa por comprender que el
desarrollo del país depende de empresas competitivas e innovadoras organizadas
a través de clúster que produzcan bienes y servicios de calidad con destino a
mercados internacionales con consumidores sofisticados. Pero adicionalmente
requiere, como condición sine qua non, que los gobiernos locales entiendan que esta es una apuesta de largo
plazo que supera las expectativas de sus cortos periodos de cuatro años.
Sería conveniente que el Gobierno Nacional reglamentara de forma
expedita la organización, articulación y funcionamiento del Sistema de Competitividad, Ciencia,
Tecnología e Innovación, para que los gobernadores que se posesionan en
2016 inicien sus mandatos con reglas claras y demuestren voluntad política para orientar los recursos fondos como los
de CT+i y Desarrollo Regional (regalías) hacia la apropiación de la innovación
y fortalecimiento de la competitividad regional.
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