Armando Rodríguez Jaramillo (Armenia - Quindío)
Esta semana se habló de la culminación de varias obras de
infraestructura que cambiarán la geografía
económica del Quindío, tal como sucedió cuando el tren llegó a Armenia en
1928 para convertir a la ciudad de entonces, entre los años treinta y sesenta, en
el principal centro de acopio y trilla de café, y en importante terminal ferroviaria
de embarque del grano hacia Buenaventura y de recibo de carga con destino a
Bogotá.
Durante la visita del presidente Santos, el pasado cuatro de
abril, al túnel de La Línea, el mandatario pasó de Tolima a Quindío por las entrañas
de la cordillera Central. Esta obra que nos acercará a Bogotá y al Pacífico, añorada
por cuatro generaciones de quindianos, con sus 8,6 kilómetros de longitud, 18
túneles adicionales, 26 viaductos y su doble calzada entre Ibagué y Calarcá, empieza a ser algo tangible que
transformará los sueños en realidades y traerá beneficios que no hay necesidad
de explicar.
La citada obra se complementará con la adjudicación, por parte
de la ANI, de la asociación público privada (APP) para la construcción de la
doble calzada Calarcá - La Paila, que le
dejará al Quindío una nueva carretera con características de autopista para
comunicarlo de forma eficiente con Buenaventura.
Pero las buenas nuevas no paran ahí, pues también esta
semana el diario El País publicó las declaraciones que hizo el presidente de la
ANI sobre la culminación, en mayo, de las obras de rehabilitación de la
ferrovía entre Zarzal y La Tebaida, lo que permitirá que la empresa
concesionaria Ferrocarril del Pacífico reinicie la operación de trenes de carga
entre la Zona Franca de La Tebaida y Buenaventura. Como ésta es la única
estación con que cuenta el Eje Cafetero, se puede afirmar que la carga de vocación ferroviaria de la
región se acopiará en La Tebaida para su exportación; de igual manera, la mercancía
que provenga de Buenaventura encontrará en ésta su sitio de distribución
regional y nacional.
A esto se suma la licitación del aeropuerto internacional El
Edén que será adjudicada por la ANI el próximo 26 de junio con el fin de
invertir en el mejoramiento de la pista más larga del Eje Cafetero, ampliación
de la plataforma, modernización y ampliación de terminales de pasajeros
nacional e internacional, construcción de terminal de carga y de aviación
privada, y nueva torre de control, obras que optimizarán las operaciones desde El Edén en beneficio del Quindío,
Eje Cafetero y norte del Valle del Cauca.
Las infraestructuras citadas se caracterizan porque son
realidades, no son proyectos en papel ni obras en espera de recursos del
gobierno para su terminación. De ninguna manera son entelequias, son hechos palpables que, reitero, transformarán
la geografía económica del Quindío. Así que es el momento de aprovechar
estas inmejorables infraestructuras para impulsar la ampliación de la Zona
Franca del Eje Cafetero, el establecimiento de patios de contenedores y centros
logísticos de carga, la creación de industrias manufactureras y agroindustriales,
y la consolidación del turismo rural y de convenciones. En fin, sin pecar de
optimista, y con los pies puestos en la tierra, le llegó su hora al Quindío.
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