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Vía Armenia - Calarcá |
No
existe en el país del Sagrado Corazón de Jesús una obra más cacareada y
prometida que la construcción del túnel
de La Línea. Primero se pensó en un
túnel que uniera el Ferrocarril del Pacífico con el valle del Magdalena
perforando la cordillera Central entre Armenia e Ibagué, proyecto que la Ley
102 de 1922 ordenó construir haciéndose una primera perforación en 1929. Pero se
necesitó que el ferrocarril llegara a Armenia en 1928 y que se construyera el
ramal a Salento para que en 1945 se
reanudaran los trabajos del túnel por la Ceja hacia Toche, obra que fue
abandonada en 1950. Después vino el declive y la liquidación de los
ferrocarriles, quedando como vestigio un túnel que atraviesa parte del centro
de Armenia, pequeños arcos hacia Salento, un puente curvo construido por maestros
asturianos en Boquía y varios cientos de metros de perforados, hogar de
murciélagos, en la cordillera.
Entonces se abandonó la idea del túnel
ferroviario para soñar con otro que facilitará
el paso del Alto de La Línea por carretera entre Calarcá e Ibagué,
prometiéndonos su construcción desde los años cincuenta del siglo pasado hasta
que por fin INVIAS contrató el proyecto denominado “cruce
de la cordillera Central: Túneles del II Centenario –túnel de La Línea y
segunda calzada Calarcá-Cajamarca” con la Unión Temporal Segundo Centenario,
firmado, como si fuese un regalo, el 24
de diciembre de 2008.
Según el anexo A del pliego
de condiciones (numeral 1.3 Alcances del proyecto), además de la construcción
del túnel y la doble calzada Calarcá - Cajamarca, contempla por parte del contratista la realización de estudios, diseños
definitivos y construcción de un nuevo intercambiador vial a desnivel en Versalles
(Calarcá) y la segunda calzada unidireccional de longitud aproximada de 5 km
entre Calarcá y Armenia.
Puesto que éste macroproyecto de interés
nacional tenía dos obras adicionales relevantes para el departamento, no entiendo
el motivo por el cual las autoridades locales sólo se concentraron en reclamar
por el daño ambiental y no le dedicaron tiempo a exigir que se cumplieran los
estudios, diseños y construcción de dos obritas que, si bien son inversiones
menores en un contrato de $629.000 millones de pesos, representan una importancia capital para los quindianos, es especial la
doble calzada entre Calarcá y Armenia.
De ahí que uno se pregunta: ¿Por qué las alcaldías de estas dos
ciudades, la gobernación y nuestros congresistas no le hicieron seguimiento en
los últimos seis años a estos compromisos? ¿Por qué el Vicepresidente hace
poco nos prometió la doble calzada Calarcá – Armenia si está obra hacía parte
del contrato de La Línea? ¿Cuál es el
motivo para que la dirigencia política no se ponga de acuerdo para actuar de
forma integrada en defensa de los intereses de los quindianos con el fin de
evitar que nos siguán pasando casos como éste o como el del recorte por $14.440
millones de pesos que la ANI le hizo al presupuesto de inversión para la
ampliación de El Edén?
Winston Churchill
dijo: “El político se convierte en
estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las
próximas elecciones”.