Por Armando Rodríguez Jaramillo (Armenia - Quindío - Colombia)
Es innegable el crecimiento del turismo en las últimas dos décadas en
el Quindío. Lo que inició como una alternativa para generar ingresos ante la
crisis por la ruptura del Pacto Internacional del Café, se consolidó poco a
poco gracias a la belleza paisajística, alojamientos rurales, parques temáticos
y municipios con la arquitectura de la colonización, transformando al departamento en un referente
del turismo rural y en un destino que muchos colombianos y extranjeros desean
conocer.
Un segundo caso fue el de dos amigos extranjeros, los cuales vivieron
su calvario al querer cambiar dólares por pesos. La odisea empezó recorriendo las
casas de cambio del centro y norte de Armenia en las que les dijeron que no
estaban comprando dólares, en sólo una, y como un favor especial para sacarlos
del apuro, les ofrecieron comprar a $1.900 cuando la tasa representativa del
mercado rondaba los $2.350 por dólar. Así
que debieron arreglársela sin efectivo el 24 y 25, cambiando en un banco local
el 26 de diciembre a $2.140.
Un tercer suceso tiene que ver con otros visitantes a los que les
recomendé el 23 de diciembre uno de los agradables restaurantes que hay sobre
la avenida Centenario, ponderándoles el local, la atención y cocina. A las 9.30
p.m. llegaron al restaurante y luego de pedir algo de tomar les dijeron que no los podían atender
porque la cocina cerraba a las 10 de la noche.
El último caso corresponde al de un matrimonio de amigos españoles a
los que les ayudé a conseguir un vehículo en alquiler con conductor para
recorrer el departamento, servicio que está concentrado en personas
particulares y no en empresas de renta de carros. Luego de hablar aquí y allí,
se llegó a un acuerdo con un señor del que me dieron buenas recomendaciones por
su amabilidad y buen estado de los vehículos. El primer día el servicio fue
prestado sin inconveniente alguno, pero al segundo día el conductor llegó con
un carro más pequeño. De inmediato telefoneé a la persona con la que había
hecho el contrato verbal del servicio, respondiendo que como la pareja era de talla delgada había decidido cambiar el carro por
cuanto necesitaba un auto espacioso para otros clientes más acuerpados. A pesar de mi reclamo y del enfado de los visitantes,
hubo que aguantar semejante abuso porque no había más alternativa.
Detalles como estos hacen
ingrata la estadía de los turistas en el Quindío, de tal forma que si se presta
un deficiente servicio de taxi en el aeropuerto internacional El Edén, si es
una odisea cambiar moneda extranjera con sometimiento a condiciones de compra leoninas,
si los buenos restaurantes cierran su cocina a las 10 de la noche y si el
servicio de carros de alquiler es prestado por particulares que incumplen lo
que ofrecieron, en poco tiempo los
turistas y visitantes preferirán otros lugares y destinos que les brinden respeto
y servicios de calidad que hagan amable su estadía, pues para eso pagan.