Los
colombianos nos acostumbramos a hablar de eternos proyectos de infraestructura que
nos mantienen entusiasmados y que la mayoría de las veces quedan en “calma
chicha” o simplemente se hacen a cuentagotas.
En
el gobierno Gaviria se empezó a hablar de la globalización de la economía, entonces
nos dijeron que debíamos prepararnos para competir en un mundo de libre
comercio para lo cual era vital una eficiente infraestructura en
comunicaciones.
En
los años noventa este modelo económico fue promovido en la región por el Corpes
de Occidente, organismo que fijó su estrategia pensando en los mercados de la
cuenca del Pacífico. Entonces el Corpes asumió el liderazgo de proyectos
estratégicos para el occidente como la rehabilitación ferroviaria La Tebaida –
Buenaventura, construcción de la troncal del río Cauca, doble calzada Armenia –
Pereira - Manizales, cruce de la cordillera Central que incluía el túnel de La
Línea, doble calzada Calarcá – La Paila, rehabilitación del puerto de
Buenaventura y construcción del puerto de Tribugá. Pero también habló de la
zona franca y puerto seco en La Tebaida, modernización del aeropuerto El Edén, dobles
calzadas Armenia - Calarcá y Armenia -
Aeropuerto, mejoramiento de la vía Armenia - Quimbaya - Cartago, construcción
del embalse multipropósito del Quindío y acueducto regional.
Esta
ambiciosa cartera de proyectos contribuyó a formar un discurso político sobre
la infraestructura que necesitaba el Quindío para ser competitivo y exportar, la
que nos integraría con Bogotá, Cali, Medellín, el puerto de Buenaventura y el
Eje Cafetero. A la sazón cada gobierno departamental, desde el primero elegido
por voto popular en 1992, asumió este discurso como si fuera de su cosecha y uno
tras otro prometieron que las obras mentadas se iniciarían durante su
administración, al tiempo que presumían con suma vanidad de su capacidad de
gestión ante el presidente de turno.
Pero
como hay males que duran cien años y cuerpos que los aguantan, ya sumamos varios
calendarios hablando de los mismos proyectos y sólo tenemos para mostrar la
doble calzada Armenia - Pereira - Manizales. Aún continuamos esperando la doble
calzada Ibagué - Calarcá, que se termine el túnel de La Línea del cual se habla
hace 80 años, que decidan sobre la doble calzada al Valle, que llegue el tren a
La Tebaida suspendido por un derrumbe acaecido en 2010, que se amplíe El Edén, que
se terminen los estudios del Embalse de Navarco que empezaron en 1987, que tengamos
puerto seco, que se haga el acueducto regional propuesto en los años ochenta y
que se mejore la vía de Montenegro a Quimbaya y Cartago. Sobre éstas obras hace
unos días habló el vicepresidente y…
A
veces las promesas políticas se parecen a las de Penélope, que ante la ausencia
indefinida de su esposo Ulises, rey de Itaca, aseguraba que se casaría con uno
de sus pretendientes cuando terminara el sudario que tejía de día, pero que
desbarataba de noche, manteniendo vigente su oferta sin cumplirla hasta la
llegada de Ulises.