Armando Rodríguez Jaramillo (Armenia - Quindío - Colombia) - 24 de mayo de 2014
Quizá el nombre de Jorge Robledo Ortíz, uno de los referentes de la
poesía del siglo XX, no tenga significado para los jóvenes de hoy. A Ortíz, oriundo
de Santa Fé de Antioquia y fallecido en 1990 en Medellín, se le recuerda por su
imagen decimonónica del rapsoda popular a igual que sus coterráneos Gregorio
Gutiérrez González y Epifanio Mejía.
En
sus versos quedó su impronta personal al exaltar las tradiciones y la cultura
de su tierra y por levantar su voz contra la crueldad y el despotismo, razón
por la cual se le recuerda como el "Poeta de la raza."
Y
es precisamente ahora, cuando estamos inmersos en un proceso electoral para
elegir presidente de la República, proceso que será recordado por la
degradación y bajeza a la que hemos llegado en la forma de hacer la política,
que las letras de poesías como la de “Siquiera
se murieron los abuelos” cobran vigencia y valor pues nos enfrenta a la
erosión de valores que estamos viviendo y a la desintegración social atizada
por una rampante politiquería de extremos.
Algunos
de sus versos y estrofas nos recuerdan los principios y valores que recibimos
como herencia de los mayores y que en algún recodo del devenir histórico
extraviamos o, lo que es más grave aún, permitimos que nos los arrebataran. Son
como como gritos que desde la eternidad nos dicen que como pueblo olvidamos las
enseñanzas de los abuelos dejando que una perversa generación de politicastros nos
dividiera y polarizara.
Es
por esto que Robledo Ortíz parece que nos abofetea con versos como los que
traigo a colación en estas dos estrofas no consecutivas:
Hubo una Antioquia en que las charreteras
Brillaban menos que los paladines.
Una tierra en que el canto de la cuna
Adormecía también a los fusiles.
Una raza con sangre entre las venas
Pero sin sangre niña en los botines.
Hubo una Antioquia donde la esperanza
Medía su estatura en las raíces.
Una raza de hombres que ignoraban
La blanda sumisión de los rediles.
Un pueblo campesino de Patriarcas
Con poder en la voz, no en los fusiles.
Ahora sí entiendo
al rapsoda antioqueño cuando, con evidente nostalgia en su pluma, escribe estos
versos cual sentencias:
Siquiera se murieron los abuelos
Sin sospechar el vergonzoso eclipse.
Siquiera se murieron los abuelos
Con esa muerte elemental y simple.
Con esa muerte elemental y simple.
Mis abuelos ya
murieron y mis nietos quizá nacerán, así
que por la memoria de los que me enseñaron lo que soy y por el derecho que
tienen lo que están por venir, nos asiste el deber y la responsabilidad
generacional de reconstruir nuestra Patria colombiana y de crear una sociedad
con justicia y equidad para vivir en paz, entendiendo la política como el
instrumento para ordenar la convivencia ciudadana con la primacía del bien
común.
Nota: El poeta Jorge Robledo Ortíz escribió el himno al departamento del Quindío.
Nota: El poeta Jorge Robledo Ortíz escribió el himno al departamento del Quindío.