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| Fuente: Autopistas del Café |
«Hay que pasar la página de las estériles
rivalidades, celos y prevenciones que hay entre Caldas, Risaralda y Quindío».
Por: Armando Rodríguez Jaramillo
El pasado 6 de noviembre el periódico
La República, RCN Radio y Canal RCN realizaron en Pereira la reunión Encontrémonos
en el Eje Cafetero como un espacio de diálogo entre representantes de los
sectores público, privado y académico para hablar de una visión conjunta de
desarrollo de los tres departamentos. Según palabras de Juan Lozano, director
de noticias de la FM de RCN y moderador del encuentro, es necesario resaltar, sobre
las noticias malas que a diario ocupan los titulares de los medios de
comunicación, los sucesos positivos, proyectos e iniciativas que se dan en las
regiones. Postura que comparto plenamente porque si se pinta con tonalidades
grises el horizonte es de esperar que lo único que nos regrese sea una imagen de
apariencia plomiza.
Al oír las intervenciones de la
dirigencia de los tres departamentos, sorprende la cantidad de proyectos de infraestructura
vial y aeroportuaria, recuperación ferroviaria, plataformas logísticas, servicios
de energía y gas, hospitales de alta complejidad, zonas francas, ciencia y
tecnología, agroindustria, turismo y atracción de inversión extranjera, iniciativas
que dan cuenta del gran dinamismo que se tiene. Sin embargo, llama la atención la
limitada visión de desarrollo regional pues buena parte de los proyectos solo
benefician a uno o dos departamentos, y no en su conjunto al Eje Cafetero.
A mi parecer esta situación viene
desde los años sesenta cuando Quindío y Risaralda se separaron de Caldas, sucesos
que atizaron rivalidades que aún subsisten. Si bien con frecuencia se habla de
integración, en el fondo perduran sentimientos de desconfianza y ciertas dosis
de ambición y egoísmo que llevan a cada departamento a querer estar en la pole
position de las iniciativas y proyectos de desarrollo. Y para
muestra, un botón: no es sino ver la competencia por el mejor aeropuerto, la
discusión sobre la construcción de dobles calzadas propuestas por la IP
Conexión Centro y si lo que va es el Ferrocarril del Pacífico o el Tren del
Café, además de aquella desatinada autodenominación como «capital del Eje» que alguna
vez hizo una ciudad del vecindario.
«Si bien con frecuencia se habla de
integración, en el fondo perduran sentimientos de desconfianza y ciertas dosis
de ambición y egoísmo que llevan a cada departamento a querer estar en la pole
position de las iniciativas y proyectos de desarrollo».
Ante esta realidad deberíamos
emprender un programa de formación de ciudadanos del Eje Cafetero que permita
pasar la página de las estériles rivalidades, celos y prevenciones que hay
entre Caldas, Risaralda y Quindío con el propósito de fortalecer la identidad
regional, originar confianza y crear capacidades de diálogo para construir agendas
de desarrollo donde los tres departamentos se vean reflejados con el fin de sacar
adelante una región geoestratégicamente ubicada con enorme dotación de recursos
naturales, relevante infraestructura de transporte, economía dinámica y
diversificada, importante red de ciudades, relativa seguridad y muchos otros
potenciales que deberíamos aprovechar para sacarla de jonrón.
Esta realidad me hizo recordar que en
agosto de 2018 participé en el Seminario «Regionalización y Ordenamiento
Territorial: El Eje Cafetero organizado por el Sistema Universitario del Eje
Cafetero [SUEJE] en la UTP, evento en el que expuse la importancia de tener
ciudadanos de región, señalando como en el ámbito mundial se habla de cosmopolitismo,
idea política y filosófica que encarna la creencia de que todas las personas
del mundo forman parte de una misma comunidad por encima de sus diferencias
nacionales, culturales y geográficas. A las personas que piensan así se les
conoce con el nombre de cosmopolitas,
término que proviene de las voces griegas kósmos, «universo» y polis,
«ciudadano», o sea, «ciudadano del mundo».
En consecuencia, un cosmopolita es
aquella persona que se siente en casa en cualquier región del planeta, idea
que, aunque suscita variadas formas de resistencia nacionalista o
fundamentalista, promueve la construcción de una ciudadanía que comparte valores
y responsabilidades universales y que supone la convivencia armónica y
colaborativa de culturas distintas que potencien las oportunidades de progreso
global.
Este concepto universal podríamos
traerlo al escenario supradepartamental con el propósito de estimular la
formación de un pensamiento ciudadano de región que en la praxis dé sentido al
hecho de pertenecer a una misma comunidad que comparte pasado, territorio,
cultura, valores y desafíos futuros. Esta idea se podría arropar bajo el
término regiopolitismo, y las personas que piensan así las
llamaríamos regiopolitas, palabra que formé del latín regio, «regiones»,
vocablo que significa línea, dirección, región y circunscripción, y polis,
«ciudadano», por lo que los regiopolitas serían algo así como «ciudadano
de la región», si es que los etimologistas no me condenan por semejante
atrevimiento.
De ahí que me arriesgue a proponer
para Eje Cafetero la adopción de un concepto renovado de ciudadanía que, partiendo
de su identidad local y sentido de pertenencia, deje de lado ciertas actitudes localistas
y chovinistas. Precisamos de una sociedad de mirada amplia conformada por
ciudadanos que, siendo conscientes de su patria chica, actúen desde una
perspectiva regional con pensamiento global. Para ello debemos contar con
sujetos cuya concepción de entorno (regiópolitismo) y noción del mundo
(cosmopolitismo) les permitan ser ciudadano de la región y del mundo sin
prescindir de sus orígenes y su pertenencia grupal. En síntesis,
necesitamos de una nueva generación que no se encierren en su propia burbuja
municipal y departamental, que observe desde su interior lo que pasa a su
alrededor y que permita a su vez que los vecinos miren lo que sucede en su
interior.
Sin duda que habrá que hacer un gran
esfuerzo para transformarnos en ciudadanos del Eje Cafetero sin celos, sin egoísmos,
sin intereses mezquinos, pues no hay nada exclusivamente meritorio en
nosotros mismos ni en el grupo al que pertenecemos.
Correo: arjquindio@gmail.com / X:
@ArmandoQuindio / Blog: www.quindiopolis.co

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